El Gobierno de Estados Unidos ha descartado la posibilidad de adquirir una participación accionarial en la empresa de semiconductores Nvidia, a pesar del reciente acuerdo por el que la Administración Trump tomó una participación del 10% en el fabricante de microprocesadores Intel.
Según declaraciones del secretario del Tesoro, Scott Bessent, a la cadena Fox Business, Nvidia no necesita apoyo financiero en este momento, por lo que no está sobre la mesa una operación similar a la realizada con Intel. Sin embargo, Bessent abrió la puerta a que se lleven a cabo acuerdos de este tipo con empresas de otros sectores considerados críticos, como la construcción naval.
Estrategia para Reducir Riesgos en Industrias Clave
Esta decisión se enmarca en una estrategia más amplia del Gobierno estadounidense para reducir los riesgos en industrias consideradas vitales para la seguridad nacional. Según Bessent, la pandemia de COVID-19 puso de manifiesto que Estados Unidos tiene «entre cinco y siete vulnerabilidades estratégicas en industrias críticas».
Un ejemplo clave es la dependencia del país en la fabricación de productos farmacéuticos, donde el 80% o 90% de los precursores se producen en el extranjero, algo que Bessent califica como «simplemente inaceptable».
Asegurar la Autosuficiencia en Semiconductores
En el caso de los semiconductores, Bessent señaló que el 99% de los chips avanzados del mundo se fabrican en Taiwán, lo que representa «un riesgo para la seguridad nacional». Por ello, considera «inconcebible» que diferentes administraciones no hayan abordado este riesgo estratégico.
La adquisición del 10% de Intel forma parte de los esfuerzos del Gobierno por garantizar la autosuficiencia de Estados Unidos en industrias clave, como la de los semiconductores. Sin embargo, Bessent ha dejado claro que Nvidia no necesita un apoyo financiero similar en este momento.
Conclusión: Protegiendo los Intereses Estratégicos de EEUU
La decisión de no invertir en Nvidia se enmarca en una estrategia más amplia del Gobierno estadounidense para reducir los riesgos en industrias consideradas vitales para la seguridad nacional. Tras la adquisición del 10% de Intel, el Ejecutivo parece estar dispuesto a tomar participaciones en otras empresas clave, siempre que lo considere necesario para proteger los intereses estratégicos del país.