En un nuevo y devastador ataque, las fuerzas rusas han golpeado duramente a la capital ucraniana de Kiev, dejando un saldo trágico de 16 personas muertas, entre ellas 2 niños y un policía, así como más de 150 heridos, incluyendo 16 niños y 6 policías. El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ha denunciado la «escala inimaginable de terror y brutalidad» de estos «brutales ataques deliberados» por parte de Rusia.
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Según los reportes, los ataques incluyeron bombardeos con drones y misiles contra viviendas, hospitales, escuelas y universidades en zonas residenciales de la ciudad. Médicos Sin Fronteras ha señalado que, desde la invasión rusa a gran escala en 2022, Kiev se ha convertido en un refugio para muchas personas que ahora incluso allí corren peligro.
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En respuesta a estos hechos, el ministro de Exteriores de Ucrania, Andrí Sibiga, ha solicitado una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU para abordar los ataques rusos. Sibiga ha denunciado que el presidente ruso, Vladímir Putin, «rechaza los esfuerzos por la paz y quiere prolongar la guerra», y ha enfatizado que «el mundo cuenta con la fuerza suficiente para detenerle a través de una presión unida y una posición basada en principios a favor de un alto el fuego completo, inmediato e incondicional».
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Este nuevo ataque se produce en un momento en que Ucrania y la comunidad internacional intensifican los llamamientos a Rusia para que ponga fin a la guerra. Sin embargo, Moscú parece decidida a continuar su campaña de terror, respondiendo a los esfuerzos de paz con más violencia. La comunidad internacional deberá ahora decidir cómo responder de manera firme y coordinada para proteger a la población civil ucraniana y presionar a Rusia a que abandone su agresión.