La guerra arancelaria desatada por la Administración de Donald Trump al café latinoamericano ha generado una profunda preocupación en la región, obligando a los productores a reconfigurar el mercado global del grano. Sin embargo, algunos países han encontrado formas de aprovechar esta coyuntura, como es el caso de Perú, cuyas exportaciones de café a Chile se han disparado un 90% solo en los primeros cuatro meses de 2025.
Mientras Brasil, el mayor productor y exportador mundial de café, se ve fuertemente afectado por el arancel del 50% que entrará en vigor el 1 de agosto sobre sus envíos a Estados Unidos, Perú ha logrado diversificar sus mercados, encontrando en Chile una ventana de oportunidad. En 2024, Perú exportó cerca de 3,9 millones de sacos de café, con Estados Unidos como su principal destino (27% del total, unos $374 millones), y espera un aumento del 8% para 2025/2026, hasta 4,2 millones de sacos.
Buscando nuevos mercados
La industria cafetera latinoamericana se ha visto obligada a buscar nuevas estrategias para sortear los aranceles impuestos por Trump. Mientras Colombia, el segundo mayor exportador a Estados Unidos después de Brasil, teme que el arancel del 10% los saque del mercado estadounidense, que representa el 40% de sus exportaciones, países como Perú y Honduras han encontrado oportunidades en otros mercados.
En el caso de Perú, las exportaciones a Chile han crecido un 90% en los primeros cuatro meses de 2025, superando los $1,3 millones. Este crecimiento se produce en paralelo a los esfuerzos del país por diversificar sus mercados, ante la amenaza de un arancel del 10% a sus envíos a Estados Unidos.
Impactos en la cadena de valor
Los nuevos aranceles también podrían tener un impacto directo en los consumidores estadounidenses, quienes verían reflejado el incremento de precios tanto en cafeterías como en supermercados. Según Miguel Pon, presidente ejecutivo de la Asociación de Exportadores de Café de Honduras (ADECAFEH), «los nuevos aranceles al café importado podrían tener un impacto más inmediato en los consumidores estadounidenses».
Sin embargo, la situación también podría abrir oportunidades para países como Honduras, siempre que logren «posicionar» una alternativa competitiva en calidad, trazabilidad y volúmenes, y que consigan negociar condiciones preferenciales con Estados Unidos.
En resumen, la guerra arancelaria de Trump está reconfigurando el mapa cafetero latinoamericano, obligando a los países a buscar nuevos mercados y estrategias para mantener su competitividad. Mientras algunos sufren las consecuencias, como Brasil y Colombia, otros, como Perú, han encontrado formas de aprovechar esta coyuntura en su favor.