Una manifestación de estudiantes secundarios en Santiago, Chile, terminó con incidentes violentos que empañaron la protesta por la calidad de la educación pública en la comuna. Los jóvenes, provenientes de diversos establecimientos educacionales, se congregaron en el frontis de la Municipalidad de Santiago para expresar sus preocupaciones y exigir que el alcalde, Mario Desbordes (RN), participe en los consejos escolares.
Según la convocatoria publicada en redes sociales, los estudiantes buscaban visibilizar el «abandono y la precarización de la educación en Santiago», así como oponerse a la posible aplicación de la ley de Aula Segura, que contempla la expulsión de estudiantes. Sin embargo, la situación se salió de control y se registraron incidentes y destrozos por parte de algunos manifestantes, lo que motivó la intervención de Carabineros.
Acusaciones cruzadas y posiciones encontradas
El alcalde Desbordes denunció que un «grupo muy minoritario de estudiantes» realizó «acciones violentas» contra el municipio y agredió a transeúntes. Según el edil, los manifestantes rompieron vidrios de su gabinete mientras se encontraba en reunión. Desbordes calificó a los estudiantes como «vándalos» y «pseudo estudiantes» que buscan «capturar los establecimientos de Santiago y destruir la educación pública».
Por su parte, los jóvenes acusaron al alcalde de «tergiversar y criminalizar a quienes buscan ser escuchados». Señalaron que la manifestación buscaba exigir que se atiendan «las necesidades históricas» de las comunidades educativas, que consideran han sido «abandonadas» por Desbordes.
Llamado a la responsabilidad
Ante los incidentes, el alcalde Desbordes hizo un llamado a los padres y familias de los estudiantes, a quienes responsabilizó por lo ocurrido. «Hago responsable también a los padres, a las familias que tienen que saber lo que está pasando. Y si lo saben, son cómplices de todo aquello», declaró.
La situación refleja la tensión existente entre las autoridades y los estudiantes en torno a la calidad de la educación pública en Santiago. Mientras unos buscan visibilizar sus demandas, otros cuestionan los métodos utilizados, generando un escenario complejo que requerirá de diálogo y soluciones consensuadas para atender las legítimas preocupaciones de la comunidad educativa.