Un artista con enanismo que participó en la fiesta de cumpleaños de 18 años del futbolista Lamine Yamal ha salido a defender públicamente al jugador y criticar duramente a las organizaciones que lo denunciaron por contratar a personas con enanismo para actividades de entretenimiento.
La Asociación de Personas con Acondroplasia y otras Displasias Esqueléticas con Enanismo (ADEE) y la Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánica (COCEMFE) habían denunciado a Yamal por supuestamente usar a las personas con enanismo de forma denigrante en su fiesta, llegando incluso a anunciar acciones legales.
Sin embargo, uno de los artistas involucrados, que prefirió mantener el anonimato, se ha pronunciado en defensa de Yamal y de su propio trabajo. «No entiendo por qué se le da tanto bombo. Somos gente normal que nos dedicamos a lo que queremos de una forma absolutamente legal», sentenció.
Trabajamos con orgullo, no somos monos de feria
El artista explicó que ellos se dedican a ser animadores, bailarines, magos y repartidores de chupitos, y que nunca les han faltado el respeto. «Nosotros sabemos cuál es nuestro límite y nunca lo sobrepasamos: no somos monos de feria. Nosotros bailamos, repartimos chupitos, hacemos magia… hay muchos tipos de shows», aclaró.
Además, criticó duramente a las organizaciones que los han denunciado, afirmando que «hay una nueva presidenta que se siente acomplejada y nos quiere joder a los demás». Según el artista, «desde hace un par de años esta gente nos está perjudicando, quieren prohibir un trabajo que nos gusta y en ningún caso han ofrecido trabajo o cursos a la gente afectada».
¿Por qué se les critica por trabajar?
El artista cuestionó la lógica de las críticas, preguntando «¿Por qué no podemos hacerlo? ¿Por nuestra condición física?». Dejó claro que ellos trabajan de forma absolutamente legal y sin faltar el respeto a nadie.
En conclusión, los artistas con enanismo que participaron en la fiesta de Lamine Yamal han salido en su defensa, afirmando que su trabajo es legítimo y que las organizaciones que los atacan simplemente los quieren «joder» por razones personales.