La tercera temporada de la aclamada serie surcoreana «El Juego del Calamar» de Netflix ha llegado a su fin, y su creador, Hwang Dong-hyuk, no ha perdido la oportunidad de hacer interesantes paralelismos entre la ficción y la realidad.
En una reciente entrevista con Time, Hwang comparó a los VIPs, los millonarios que asisten como espectadores al sangriento torneo de la serie, con ningún otro que el magnate Elon Musk. Según el cineasta, Musk «está en todas partes últimamente, ¿verdad? Todo el mundo habla de él. No solo es el jefe de una enorme empresa tecnológica que casi controla el mundo, sino que también es un showman».
Pero la comparación no se queda ahí. Hwang señala que, al igual que los VIPs de la serie, quienes en la tercera temporada toman un papel más activo en la competición, llegando incluso a quitar vidas de participantes, los poderosos de la vida real «ya no se esconden detrás del telón».
Oligarquía y poder visible
Según Hwang, «en el pasado, aquellos que realmente controlaban el sistema y mantenían el poder estaban ocultos tras el telón, casi como una gran conspiración invisible. Sin embargo, ya no es el caso, especialmente en Estados Unidos. Hablamos mucho sobre oligarquía estos días, pero estos llamados propietarios de grandes tecnológicas se adelantan, diciendo a todos a quién respaldan con su dinero».
De hecho, los VIPs de «El Juego del Calamar» no solo cambian sus máscaras doradas de animales por los monos rosas y las máscaras negras de formas geométricas, sino que también toman decisiones particularmente controvertidas, como añadir al bebé recién nacido de Jun-hee como concursante. Esto demuestra hasta qué punto llegan estos personajes, convirtiendo incluso a un inocente recién nacido en víctima de su sádico entretenimiento.
Reflexión final
La comparación de Hwang Dong-hyuk entre los VIPs de su serie y figuras como Elon Musk nos invita a reflexionar sobre el poder y la influencia de las élites en la sociedad actual. Lejos de esconderse, estos magnates tecnológicos y empresariales se muestran cada vez más visibles, ejerciendo su control y tomando decisiones que afectan a la vida de millones de personas. ¿Hasta dónde llegará esta tendencia? Es una pregunta que queda abierta.