Hace casi 10 años, el 16 de junio, el futbolista Arturo Vidal protagonizó un incidente que sacudió los cimientos de la Selección Chilena. Tras chocar su mítico Ferrari en el Acceso Sur a Santiago, Vidal desafió a los carabineros que intentaban detenerlo, amenazando con «cagarse a todo Chile».
En aquel entonces, La Roja se encontraba en plena disputa de la Copa América en nuestro país. El accidente ocurrió tres días antes del último partido de la fase grupal, en el que Chile se medía con Bolivia. Vidal, que conducía bajo los efectos del alcohol, se negaba a ser detenido, alegando: «¿Cómo voy a venir manejando esa huea, como soy tan tonto, no pensai?».
La intervención presidencial y la presión de Jadue
La noticia del incidente cayó como un mazazo en el búnker de la Selección Chilena. El entrenador, Jorge Sampaoli, se debatía entre dar de baja a Vidal o mantenerlo en el equipo, buscando dar un ejemplo al resto del plantel.
Según Sampaoli, incluso la entonces presidenta, Michelle Bachelet, se comunicó con él para conocer su postura sobre el caso. «Me llamó hasta la presidenta Bachelet para preguntarme sobre la postura que iba a tomar», reveló el DT años después.
Por su parte, el presidente de la ANFP, Sergio Jadue, presionó a Sampaoli para que Vidal siguiera en la nómina. Incluso, se dice que Jadue habría amenazado al entrenador, diciéndole: «Ya, huevón, vamos a Pinto Durán a sacar a Vidal, pero tú lo echai».
Vidal llora y asume su culpa
Finalmente, Sampaoli decidió mantener a Vidal en el equipo, pese a las dudas. Según el entorno de Jadue, el dirigente habría obligado al jugador a realizar una conferencia de prensa, asumir la culpa y hasta «largarse a llorar».
«Tenís que llorar, hueón, llorar», habrían sido las palabras de Jadue, que molestaron a Vidal, quien respondió que él no era actor. Sin embargo, el ‘Rey’ acabó llorando, en uno de los momentos más icónicos de la historia del fútbol chileno.
Lecciones aprendidas y una carrera resiliente
Aunque el incidente pudo haber marcado el final de la carrera de Vidal con la Selección, el volante demostró su resiliencia. Logró reintegrarse al equipo y disputar el partido contra Bolivia dos días después, demostrando su compromiso con La Roja.
Hoy, a casi una década de distancia, el episodio se ha convertido en un mito del fútbol chileno, recordado por la forma en que Vidal desafió a las autoridades y la presión ejercida por los dirigentes para mantenerlo en el equipo. Una lección sobre la importancia de la responsabilidad y el liderazgo en el deporte.