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sábado, junio 7, 2025

Liberarse de los Grilletes Invisibles: Cómo Superar los Celos Destructivos en el Amor

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Los celos son una emoción compleja que a menudo se confunde con el amor, pero en realidad son una señal de inseguridad y miedo. Lejos de ser una muestra de afecto, los celos son una prisión invisible que asfixia la relación y apaga la chispa del verdadero amor.

Cuando los celos se apoderan, el amor se convierte en una carga pesada. En lugar de ser una fuente de alegría y conexión, la pareja se ve envuelta en un ciclo de desconfianza, control y sufrimiento. Cada gesto, cada sonrisa, cada ausencia se vuelve motivo de sospecha y acusación, dejando a la víctima de los celos sintiéndose culpable por simplemente ser ella misma.

Los Celos: Reflejo de una Baja Autoestima

En el fondo, los celos no nacen del otro, sino de uno mismo. Cuando no nos valoramos lo suficiente, todo parece una amenaza. Tememos ser reemplazados, perder el control y el afecto de la persona amada. Así, confundimos el amor con la posesión y el cuidado con la vigilancia.

Los celos son como un primo hermano de la envidia. Ambos nacen desde el mismo lugar: la carencia. La envidia desea lo que el otro tiene. Los celos temen perder lo que uno tiene. Ambos destruyen desde adentro si no se reconocen y se sanan.

Liberarse de la Prisión Invisible

Ser celado es vivir en un juicio constante, donde cada gesto y cada ausencia se vuelven sospechosos. Es cargar con la mirada desconfiada de alguien que dice amar, pero lo hace desde el miedo, no desde la libertad. Y el cuerpo lo siente: la garganta se cierra, la voz se apaga, porque no hay defensa posible ante una sentencia ya dictada.

Pero el amor no debería doler así. El amor sano se construye desde la libertad, y la libertad solo es posible cuando hay confianza. Y la confianza solo es real cuando nace desde el amor propio.

Recuperar el Brillo Perdido

Liberarse de los grilletes invisibles de los celos es un proceso desafiante, pero necesario para recuperar la alegría y la plenitud en la relación. Requiere trabajar en la autoestima, cultivar la confianza y aprender a mirar desde un prisma más sano, libre de los sesgos culturales y el machismo que a menudo alimentan esta dinámica tóxica.

Cuando logramos desprendernos de los celos, el amor vuelve a ser una fuente de sanación, de dicha y de crecimiento mutuo. Recuperamos nuestra luz, nuestra voz y nuestra libertad para ser plenamente nosotros mismos, sin miedo a ser juzgados o reprimidos.

Así, el amor deja de ser una cárcel y se convierte en un refugio seguro donde florecer y compartir sin ataduras. Porque el amor no debería doler, sino sanar, alegrar y hacernos sentir vivos.

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