Margot Friedländer, una superviviente del Holocausto que dedicó su vida a la memoria histórica y la lucha contra el antisemitismo, falleció a los 103 años. Su muerte coincidió con el día en que iba a recibir la Orden del Mérito de la República de Alemania, un reconocimiento a su incansable labor por la reconciliación y la defensa de los valores democráticos.
Friedländer, quien perdió a sus padres y hermano en Auschwitz, sobrevivió al campo de concentración de Theresienstadt y luego emigró a Estados Unidos, donde vivió durante seis décadas antes de regresar a su ciudad natal de Berlín a los 88 años. Desde entonces, se convirtió en una voz fundamental en la sociedad alemana, compartiendo su historia personal como testigo de los crímenes del Holocausto y abogando por la preservación de la memoria y la prevención del antisemitismo.
Una Voz Inquebrantable Contra el Olvido
El canciller alemán, Friedrich Merz, lamentó la pérdida de Friedländer, describiéndola como «una de las voces más fuertes de nuestro tiempo: a favor de la coexistencia pacífica, contra el antisemitismo y el olvido». Merz destacó que Friedländer confió a Alemania su historia personal, una responsabilidad que el país debe asumir para transmitir su legado.
El presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, también expresó su profundo pesar por la muerte de Friedländer, reconociendo que su legado es «un recordatorio y una obligación» para Alemania, especialmente en un momento en que la democracia y el antisemitismo vuelven a ser temas de preocupación.
Recordando su Mensaje de Humanidad
Friedländer, conocida por su frase «Sean humanos», se convirtió en una figura emblemática en la lucha contra la intolerancia y la discriminación. El ministro del Interior, Alexander Dobrindt, lamentó la pérdida de su voz a favor de la democracia y contra el antisemitismo, el racismo y la discriminación.
La muerte de Margot Friedländer se produce en un momento simbólico, justo un día después de que Alemania conmemorara los 80 años del fin de la Segunda Guerra Mundial. Su legado, como superviviente y defensora incansable de la memoria y la reconciliación, se erige como un recordatorio permanente de la importancia de aprender de los errores del pasado y construir un futuro más justo y tolerante.
«Margot Friedländer fue una de las voces más fuertes de nuestro tiempo: a favor de la coexistencia pacífica, contra el antisemitismo y el olvido. Ella nos confió su historia, y es nuestra tarea y nuestro deber transmitirla.»
– Friedrich Merz, Canciller de Alemania
La pérdida de Margot Friedländer deja un vacío en la sociedad alemana, pero su legado inmortal seguirá inspirando a las generaciones futuras a luchar por la justicia, la igualdad y la dignidad humana.
