Un equipo de astrónomos chilenos, liderados por investigadores del Centro de Astrofísica y Tecnologías Afines (CATA) y la Universidad Diego Portales (UDP), han realizado un descubrimiento revolucionario utilizando los radiotelescopios ALMA y APEX en Chile. El estudio reveló la existencia de un enorme depósito de gas molecular difuso en el protocúmulo de galaxias SPT2349-56, una estructura situada a más de 12.000 millones de años luz de la Tierra.
Según los investigadores, esta masa de gas representa un 75% más de lo previamente detectado, lo que amplía el periodo de formación estelar de estas galaxias hasta en 400 millones de años más. El hallazgo sugiere que gran parte del gas de carbono y oxígeno que se forma originalmente en las estrellas escapa de las galaxias individuales hacia el medio circumgaláctico y el medio intracúmulo (ICM). Esto significa que es posible que los elementos que componen nuestros cuerpos hayan estado fuera de nuestra propia galaxia antes de regresar a formar parte de estrellas como el Sol.
Un Reservorio Clave para la Evolución de los Cúmulos Galácticos
El equipo detrás del estudio especula que este gas extendido podría ser el precursor del gas caliente y difuso conocido como medio intracúmulo (ICM), el cual llena los cúmulos de galaxias maduros. De esta forma, el descubrimiento también ofrece una nueva perspectiva sobre cómo evolucionan estas estructuras, que son las más grandes del universo.
«La mayor parte de las galaxias del universo pertenecen o van a pertenecer a estas estructuras, incluyendo nuestra Vía Láctea. Si bien hemos aprendido mucho en las últimas décadas acerca de la evolución de estos cúmulos, aún no se entiende completamente el rol que tienen a gran escala en las propiedades intrínsecas de cada galaxia, cómo afecta su estructura, su crecimiento, y término de la formación de estrellas»
, explica Manuel Aravena, investigador asociado al CATA.
Nuevas Perspectivas sobre la Formación Estelar
El estudio sugiere que la escala temporal de agotamiento global de este gas superará los 400 millones de años, lo que significa que el gas puede volver a caer dentro de las galaxias y actuar como combustible para alimentar la formación de nuevas generaciones de estrellas por tal cantidad de tiempo.
Sin ese gas extra, la formación de estrellas en las galaxias individuales consumiría el que contiene cada una en un tiempo mucho menor. Esto revela la importancia de este reservorio de gas difuso para la evolución a largo plazo de las estructuras galácticas más masivas.
Aravena señala que el siguiente paso es intentar ver la distribución de dicho gas difuso dentro del protocúmulo y consolidar los resultados con trazadores de otras fases del gas. Este descubrimiento abre nuevas líneas de investigación que buscan comprender mejor cómo las propiedades a gran escala de los cúmulos de galaxias afectan la formación estelar y el crecimiento de las galaxias individuales.