Paolo Guerrero, el experimentado delantero de la selección de Perú, estalló de furia tras la derrota de su equipo por 1-0 ante Venezuela en las Eliminatorias Sudamericanas para el Mundial 2026. La principal causa de su indignación fue la designación de un árbitro chileno, Cristian Garay, para dirigir el encuentro.
«Somos unos cojudos. No podemos permitir que nos hayan puesto una terna chilena… tienen que ponernos una (terna) argentina o uruguaya, no una chilena, no me jodan»
, expresó Guerrero al término del partido, visiblemente molesto por las decisiones del colegiado.
El veterano atacante de Alianza Lima cuestionó fuertemente las acciones de Garay, especialmente por no revisar en el VAR la jugada que derivó en el penal a favor de Venezuela y por anular un gol de Bryan Reyna que hubiera significado el empate para Perú.
Perú Sigue Rezagado en Eliminatorias
Con esta derrota, Perú se mantiene en la novena posición de la tabla de posiciones de las Eliminatorias Sudamericanas, con solo 10 puntos, a 5 de Venezuela, que subió al séptimo lugar que da acceso al repechaje intercontinental.
La frustración de Guerrero es comprensible, ya que Perú atraviesa un momento complicado en su camino hacia el Mundial 2026, habiendo ganado solo 2 de sus 14 partidos disputados hasta el momento. La designación de un árbitro chileno, considerado por el jugador como una falta de imparcialidad, parece haber sido la gota que colmó el vaso.
La Necesidad de Árbitros Neutrales
La exigencia de Guerrero de contar con árbitros argentinos o uruguayos, en lugar de chilenos, refleja la importancia que los equipos otorgan a la neutralidad de los jueces en un torneo tan competitivo como las Eliminatorias Sudamericanas. Los jugadores y cuerpos técnicos buscan garantizar la imparcialidad de las decisiones arbitrales, evitando cualquier sospecha de favoritismo o influencia de intereses particulares.
Esta situación pone de manifiesto la necesidad de que la Confederación Sudamericana de Fútbol (CONMEBOL) revise sus protocolos de designación de árbitros, buscando asegurar la máxima objetividad posible en el desarrollo de las Eliminatorias, en beneficio de la competitividad y la credibilidad del torneo.
El reclamo de Guerrero es, sin duda, un llamado de atención que merece ser atendido por las autoridades del fútbol sudamericano, con el fin de garantizar la igualdad de condiciones y la transparencia en el proceso clasificatorio hacia el próximo Mundial.