Adiós a la era dorada de Huachipato: Historias de una siderúrgica que marcó el desarrollo de la región del Bío Bío

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Adiós a la era dorada de Huachipato: Historias de una siderúrgica que marcó el desarrollo de la región del Bío Bío

El cierre de Huachipato, la mayor siderúrgica de nuestro país, después de 74 años de funcionamiento, ha golpeado duro a varias generaciones de trabajadores que, en la región del Bío Bío, sacaron adelante a sus familias gracias a décadas de trabajo extenuante en la compañía, símbolo del desarrollo local.

Como su abuelo, su padre, su tío y su suegro, Misael Salazar, de 68 años, ha dedicado 38 años de su vida laboral a la acerera. Gracias a esta empresa he podido educar a mis hijos, que hoy son profesionales; comprar dos casas; tener un auto y jubilarme anticipadamente mientras sigo trabajando, dice.

Los recuerdos de la época dorada

Sus mejores recuerdos de la planta se remontan a las Navidades de principios de los 90, los años de oro de la compañía, cuando llegaba a casa después de largas jornadas y entregaba a sus hijos –entonces niños– los regalos que la empresa ofrecía a los trabajadores para su familia.

Cuando llegué con todos esos juguetes en la noche que me estaban esperando, no podían creer que el Viejo Pascuero era huachipatino y eso me quedó grabado en la mente, cuenta Salazar.

El fin de una era

Ubicada en Talcahuano y propiedad del Grupo CAP, la empresa decidió apagar la planta tras años de pérdidas por una competencia feroz con el acero chino. La medida afecta a más de 20.000 trabajadores entre puestos directos e indirectos.

Rosy Matamala, de 52 años, empezó con 17 años y vestida de uniforme escolar como secretaria del Sindicato de Trabajadores de Huachipato (hoy sindicato Nº1, el más mayoritario), recordó. Crecí entre los trabajadores de Huachipato, incluso veraneábamos en el centro de familias de trabajadores, relató desde el icónico gimnasio, sede de multitudinarias asambleas. Esperaba jubilarme aquí, lamenta.

Huachipato, más que una siderúrgica

La historia de Huachipato no es solo la de la mayor siderúrgica de Chile, es también la de la evolución del desarrollo en la región del Bío Bío. (…) Cuando se empezó a construir la fábrica, estos terrenos eran un bosque donde se cazaban patos, por eso se llama así. Luego se levantaron varias villas de casas para los trabajadores; se crearon escuelas industriales, carreras universitarias relacionadas con esta industria; hubo todo un progreso, explica el presidente del Sindicato Número 1, Héctor Medina.

Huachipato era un mundo aparte, uno pasaba 16 horas al día allí. Hacíamos amigos, contábamos penas y alegrías, comíamos juntos, tomábamos el bus. Todo giraba en torno a eso y era nuestro mundo, apunta Salazar.

Una despedida llena de pena e incertidumbre

La crisis de Huachipato se arrastraba al menos desde hace 12 años, pero en el último tiempo se había agudizado y ni las sobretasas impuestas por el Gobierno a las importaciones de acero chino pudieron impedir este final. En el primer semestre de 2024, la compañía registró pérdidas por 412 millones de dólares.

Es una muerte no anunciada, que nadie esperaba en la región, añade Medina. Los trabajadores, que llegaron a un acuerdo con la firma para afrontar su liquidación, viven la situación con pena e incertidumbre, sobre todo los más jóvenes, que buscan otros sectores en los que recolocarse.

En los casilleros donde nos cambiamos de ropa se nota mucho el desencanto; hay mucho decaimiento, lamenta Salazar. La gente llega aquí destruida, nunca imaginaron que eso ocurriría. Algunos incluso han venido a pedir las fichas de sus padres antes de que lo tiren todo, afirma Matamala.

Estamos totalmente consternados. Nadie podía imaginar, en esta región, que se iba a cerrar Huachipato, concluye Héctor Medina. Esto es como un funeral, estamos en un velatorio, y después nos van a ir a sepultar.

Conclusión

El cierre de Huachipato, la emblemática siderúrgica que marcó el desarrollo de la región del Bío Bío durante décadas, ha dejado un profundo impacto en la vida de miles de trabajadores y sus familias. Los recuerdos de la época dorada de la compañía, cuando era el centro de la vida comunitaria, contrastan con la tristeza y la incertidumbre que ahora envuelven a esta comunidad. La despedida de Huachipato es, sin duda, el fin de una era que ha dejado una huella imborrable en la historia de esta región.

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