Después de 43 días de cierre, el más largo de su historia, el Gobierno Federal de Estados Unidos reabrió finalmente. El Congreso aprobó un presupuesto provisional que durará hasta el 30 de enero, dando más tiempo para negociar asignaciones a largo plazo y evitar nuevas suspensiones administrativas.
El paquete de continuación presupuestaria, firmado por el presidente Donald Trump, garantiza la financiación provisional para las agencias gubernamentales hasta la fecha indicada. Esto permitirá que unos 670.000 empleados federales puedan retornar a sus puestos después de estar 43 días sin trabajar ni cobrar. Además, se asegura que los aproximadamente 730.000 funcionarios que siguieron trabajando cobren todas sus nóminas atrasadas.
Alivio para el transporte aéreo
El cierre había provocado una escasez de controladores aéreos, lo que obligó a reducir paulatinamente el volumen de vuelos hasta prácticamente el 10% en los 40 aeropuertos con más tráfico del país. Esto generó miles de retrasos y cancelaciones desde el 7 de noviembre. Con la reapertura, se espera que la situación del transporte aéreo se alivie.
Garantía de asistencia alimentaria
Otro aspecto clave es que el paquete de financiación va a cubrir durante todo el ejercicio al Departamento de Agricultura, encargado del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP). Esto evitará que millones de personas queden sin este apoyo alimentario, del que se beneficia al menos 1 de cada 10 estadounidenses.
Lecciones aprendidas
Este cierre gubernamental, el más largo de la historia de Estados Unidos, ha dejado importantes lecciones. Los republicanos han prometido que no permitirán otra «extorsión» con las negociaciones presupuestarias, que en opinión del presidente Trump no deberían ser tan complicadas de resolver con la mayoría republicana en el Congreso.
Además, el paquete aprobado rescinde todos los despidos de funcionarios realizados durante el cierre, bloqueando cualquier otra reducción de personal federal hasta enero. Esto evitará que se repitan situaciones como la escasez de controladores aéreos que afectó gravemente al transporte.
En definitiva, la reapertura del Gobierno federal tras 43 días de parálisis supone un alivio para millones de estadounidenses, pero también una oportunidad para aprender de los errores y evitar futuros cierres que perjudiquen a la población.