La reciente designación de Fernando Aramayo como Canciller de Bolivia ha generado expectativas sobre el futuro de las complejas relaciones entre su país y Chile. Aramayo, un experto en gestión pública y relaciones internacionales, asume este cargo con la misión de fortalecer la diplomacia boliviana y proyectar la voz de su país con dignidad, respeto y firmeza.
Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Aramayo cuenta con una amplia experiencia en áreas como transformación constructiva de conflictos, diálogo y negociación, gestión pública y fortalecimiento de capacidades. Esta trayectoria lo convierte en un candidato idóneo para abordar uno de los principales desafíos de su gestión: la recomposición de las relaciones entre Bolivia y Chile.
Reconstruyendo Puentes con Chile
Las relaciones entre Bolivia y Chile han sido tensas desde 1978, cuando se suspendieron los vínculos diplomáticos. Desde entonces, los dos países han enfrentado diferendos legales ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en La Haya, Países Bajos, principalmente en torno al acceso soberano de Bolivia al Océano Pacífico y el uso de las aguas del río Silala.
Sin embargo, el nuevo presidente de Bolivia, Rodrigo Paz, ha expresado su voluntad de «reabrir las relaciones con Chile» y generar una «dinámica económica diferente» entre ambos países. En este contexto, Aramayo asume un papel clave para construir puentes, establecer alianzas estratégicas y abrir nuevas oportunidades comerciales.
Diplomacia Moderna y Soberana
Aramayo ha señalado que su objetivo como Canciller es desarrollar una política exterior moderna, soberana y abierta al diálogo, que defienda el multilateralismo. Esto implica escuchar y comprender las perspectivas de ambas partes, buscando soluciones creativas y mutuamente beneficiosas.
Desde la perspectiva de Paz, el tema del acceso soberano de Bolivia al mar sigue siendo importante, pero debe equilibrarse con la necesidad de generar una dinámica económica diferente y luchar contra la ilegalidad en la frontera. Aramayo deberá navegar hábilmente entre estos intereses, demostrando su pericia en la transformación constructiva de conflictos y el diálogo diplomático.
Oportunidades de Cooperación
A pesar de las tensiones históricas, Paz reconoce que existen vínculos comerciales y familiares reales entre Bolivia y Chile, que deben ser fortalecidos. Aramayo tendrá la oportunidad de identificar áreas de interés común y construir alianzas estratégicas que beneficien a ambos países, más allá de las diferencias políticas.
Con su experiencia en organismos multilaterales y organizaciones no gubernamentales, Aramayo está bien posicionado para impulsar una agenda de cooperación en ámbitos como la gestión pública, el desarrollo sostenible y la seguridad fronteriza. Esto podría sentar las bases para una relación más estable y mutuamente provechosa entre Bolivia y Chile.
El desafío de Aramayo es claro: transformar la confrontación en colaboración, y convertir las diferencias en oportunidades de crecimiento compartido. Su éxito en esta misión tendrá un impacto significativo en la estabilidad y el desarrollo de la región.