La región del Biobío en Chile se ha posicionado como un polo de investigación científica de alcance internacional, gracias a un innovador simulador de flujo de tsunami desarrollado por la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC). Este sistema patentado, diseñado por el Dr. Rafael Aránguiz, reproduce con precisión las variables hidrodinámicas que se generan cuando una ola de gran magnitud impacta la costa, aportando conocimiento clave para mejorar las normas de diseño y fortalecer la resiliencia ante desastres naturales.
A través de este avance tecnológico, único en su tipo en Chile, el equipo de investigadores ha podido estudiar fenómenos complejos asociados al comportamiento del agua durante un tsunami. Esto ha generado evidencia científica fundamental para actualizar los códigos de diseño y proponer medidas de mitigación más adecuadas, con el objetivo de lograr infraestructuras más seguras y sostenibles sin aumentar innecesariamente los costos.
Equilibrio entre seguridad y rentabilidad
Según el Dr. Aránguiz, el desafío de esta línea de investigación es combinar el rigor científico con soluciones sostenibles y aplicables a la realidad nacional. «Uno podría pensar que para evitar el colapso de un edificio tendría que hacer unas fundaciones muy profundas, pero eso podría ser muy costoso. Entonces, lo que uno busca es el equilibrio entre que sean seguros, pero que también sean económicamente rentables para el inversionista o el mandante», explicó el académico.
Colaboración internacional y posicionamiento global
El proyecto ha trascendido fronteras gracias a una colaboración científica con la London South Bank University, en el Reino Unido, donde ya se han realizado pasantías de investigación y se proyecta el arribo de investigadores británicos al Biobío. Esta alianza refuerza el carácter internacional de una línea de trabajo que posiciona a la UCSC y a Chile como referentes en ingeniería costera y mitigación de desastres naturales.
Los resultados del simulador no solo aportan conocimiento científico, sino que también fortalecen la capacidad de anticipación y resiliencia de las comunidades costeras, en un contexto donde el cambio climático y la urbanización costera vuelven cada vez más urgente comprender el comportamiento de los tsunamis y sus efectos.