A pocos días de las próximas Elecciones Presidenciales y Parlamentarias, es crucial aclarar algunos mitos que circulan entre el electorado sobre el voto blanco y el voto nulo. Estos conceptos erróneos pueden llevar a tomar decisiones de voto poco informadas, por lo que es importante conocer la realidad.
Mito 1: «El voto blanco se suma a la primera mayoría»
Es un rumor muy extendido que el voto en blanco favorece a los candidatos con mayor cantidad de votos. Sin embargo, esto es completamente falso. Los votos blancos se invalidan y no se consideran en el recuento final. Por lo tanto, no influyen directamente en los resultados, ya que no se asignan a ningún candidato.
Según la ley, «los porcentajes de votación del candidato, partido, subpacto si corresponde y pacto o lista se calcularán sobre el total de votos válidos, excluyendo votos nulos y blancos».
Mito 2: «Rayar el voto hace que sea nulo»
Otro mito muy común es que hacer dibujos o garabatos en la papeleta invalidaría el voto. Esto también es falso. El único motivo por el que un voto se considera nulo es cuando no está clara la preferencia por un candidato, marcando más de una opción.
Tal como indica la Ley sobre Votaciones Populares y Escrutinios, «serán nulas y no se escrutarán las cédulas en que aparezca marcada más de una preferencia, contengan o no en forma adicional leyendas, otras marcas o señas gráficas».
Mito 3: «El voto nulo y el voto blanco simbolizan lo mismo»
Aunque en la práctica ambos tienen el mismo efecto, a nivel simbólico pueden interpretarse de forma ligeramente diferente. El voto blanco puede verse como una señal de conformidad con el sistema electoral, pero sin respaldo a ninguna opción específica. Por otro lado, el voto nulo suele interpretarse más como una señal de disconformidad contra el sistema y/o los candidatos.
En resumen, es importante estar bien informado sobre estos conceptos antes de acudir a las urnas. Conocer la realidad detrás de los mitos puede ayudarte a tomar una decisión de voto más consciente y acorde a tus principios.