La encuesta La Cosa Nostra (LCN) de octubre revela un panorama electoral sumamente reñido de cara a las próximas elecciones del 16 de noviembre. Los resultados sitúan a Jeannette Jara, la candidata oficialista, a la cabeza con un 33,5% de las preferencias. La disputa por el segundo puesto la encabezan Johannes Kaiser (PNL) y Evelyn Matthei (Chile Vamos), ambos con un empate técnico de 19,3%, seguidos de cerca por José Antonio Kast (Republicanos), quien alcanza un 17,7%.
Según el estudio, Franco Parisi y Harold Mayne Nicholls se ubican en un rango menor, con un 4,5% y un 4,3% respectivamente. Por su parte, Marco Enríquez-Ominami registra un 0,7%, mientras que Eduardo Artés no obtiene intención de voto en este escenario inicial.
Escenarios de Segunda Vuelta
El sondeo explora diversos escenarios de segunda vuelta, comenzando por una contienda entre Jeannette Jara y José Antonio Kast. En este caso, la suma de las preferencias consolidadas otorga a Jara un 44% del total, mientras que Kast alcanzaría un 56% de los votos.
Otro escenario plantea a Jeannette Jara contra Evelyn Matthei. En esta posible segunda vuelta, la candidata de Chile Vamos obtendría una ventaja considerable, con un 61% de los votos frente al 39% de Jara.
El tercer escenario de balotaje analizado confronta a Jeannette Jara con Johannes Kaiser. En esta hipotética elección, el candidato del PNL se impondría con un 55% de los votos, dejando a la candidata oficialista con un 45% de las preferencias.
La Importancia de las Percepciones
Según la encuesta LCN, la imagen de favoritismo y la posición relativa que el electorado atribuye a cada candidatura son elementos clave que pueden influir de manera significativa en la decisión final de los votantes. Autores como Anthony Downs y Gary Cox han demostrado que los electores tienden a inclinarse hacia opciones con mayor probabilidad de éxito percibido, en un fenómeno conocido como «voto estratégico».
En este sentido, las encuestas preelectoriales funcionan como un insumo central en la formación de dichas percepciones, configurando un «clima de opinión» que puede reforzar o debilitar determinadas candidaturas en la mente de los electores. Este efecto, conocido como «efecto de arrastre», puede beneficiar a los candidatos percibidos como favoritos.
Con estos datos en mente, queda claro que la contienda electoral se perfila como una batalla reñida, donde las diferencias entre varios aspirantes son mínimas. La definición del próximo presidente de Chile se perfila como una tarea compleja y apasionante.