En un movimiento que refleja la creciente tensión geopolítica en la región, un buque de guerra lanzamisiles de Estados Unidos, el USS Gravely, ha arribado este domingo a Trinidad y Tobago, a tan solo 10 kilómetros de la frontera con Venezuela.
La visita, anunciada previamente por el gobierno del archipiélago caribeño, se produce en un momento en que el presidente Donald Trump intensifica sus esfuerzos por presionar al mandatario venezolano, Nicolás Maduro, a quien acusa de liderar el denominado «Cartel de los Soles».
Entrenamiento Conjunto y Operaciones Antidrogas
Según informes, el destructor estadounidense permanecerá atracado en la capital, Puerto España, hasta el próximo jueves. Durante este periodo, una unidad de infantes de marina de EEUU realizará un entrenamiento conjunto con las fuerzas de defensa de Trinidad y Tobago.
Esta visita militar se enmarca en una serie de acciones emprendidas por Estados Unidos en la región, incluyendo el despliegue, a finales de agosto, de una flota de ocho buques de la Armada, 10 aviones de guerra F-35 y un submarino de propulsión nuclear, en lo que se considera la mayor concentración militar en la zona desde la invasión de Panamá en 1989.
Acusaciones de «Narcoterrorismo»
Además, el presidente Trump ha acusado directamente a Maduro y al presidente colombiano, Gustavo Petro, de ser «narcoterroristas», lo que ha elevado aún más la tensión entre Washington y los gobiernos de Venezuela y Colombia.
Estas acciones se suman a los ataques de EEUU a al menos 10 barcos sospechosos de transportar drogas en la región, en los que han muerto 43 personas desde el pasado 2 de septiembre. Trump también ha amenazado con una ofensiva terrestre contra los carteles de narcotráfico en Venezuela.
Implicaciones Geopolíticas y Regionales
La llegada del USS Gravely a las cercanías de Venezuela se percibe como un claro mensaje de advertencia de Estados Unidos hacia el gobierno de Maduro. Esta maniobra militar se produce en un momento de creciente inestabilidad y confrontación geopolítica en la región, con importantes implicaciones tanto a nivel regional como global.
Expertos advierten que estas acciones podrían desencadenar una mayor escalada de tensiones y un posible conflicto armado entre EEUU y Venezuela, con consecuencias devastadoras para la población civil y la estabilidad de toda la región del Caribe.