La Federación Internacional de Natación ha suspendido por cinco años a la nadadora portuguesa Hannah Caldas tras su negativa a someterse a una prueba de verificación de género. Este extenso castigo le impide participar en cualquier competición de natación femenina hasta octubre de 2030.
Caldas, una reconocida atleta transgénero de 48 años que practicó natación durante casi una década bajo su nombre anterior, Hugo, se disponía a competir en un torneo de natación para su rango de edad dentro del marco de World Aquatics Masters. Sin embargo, la federación internacional le exigió someterse a una prueba genética, a su propio costo, para demostrar el cumplimiento de sus requisitos cromosómicos específicos.
Una prueba invasiva y costosa
Esta solicitud llegó a pesar de que Caldas ya había proporcionado a World Aquatics su certificado de nacimiento, donde figura como mujer. Según la nadadora, «las pruebas cromosómicas son procedimientos invasivos y costosos» que su seguro se niega a cubrir «porque no son médicamente necesarias».
Además, Caldas señaló que «ningún estado de Estados Unidos exige pruebas genéticas para eventos deportivos recreativos como estos. Ni siquiera US Masters Swimming, el organismo rector nacional de la natación recreativa para adultos en el país, las exige para nada».
Violación del código de integridad
Con esta negativa, World Aquatics consideró que Caldas había violado los artículos de su código de integridad referidos al suministro de información falsa, la falta de honestidad y el comportamiento contrario a los principios de integridad del organismo. Como resultado, todos los resultados obtenidos por la atleta entre junio de 2022 y octubre del año pasado también serán anulados.
Esta decisión de la Federación Internacional de Natación ha generado un intenso debate sobre los derechos de los atletas transgénero y la necesidad de establecer políticas más inclusivas y respetuosas en el deporte de alto rendimiento.
