En un esfuerzo por combatir la cultura criminal que se había arraigado en torno a una animita en La Florida, las autoridades han procedido a su demolición. La estructura, conocida como la «Animita del Santo de los Ladrones de Autos», se ubicaba en el pasaje Ancud, dentro de la Villa O’Higgins, y se había convertido en un lugar de peregrinaje para delincuentes que dejaban ofrendas relacionadas con sus robos de automóviles.
La animita fue erigida en homenaje a Johan Chandía, un adolescente que fue abatido por un carabinero en 2024 durante un intento de robo de vehículo. Este trágico incidente dio origen a la creación de este «altar» criminal, que se había transformado en un sitio de culto para los delincuentes del sector.
Según las autoridades, los delincuentes solían dejar las llaves de los vehículos robados junto a la animita, como una especie de ofrenda tras un delito exitoso. Incluso, durante la intervención, se encontró un vehículo con encargo por robo cerca de la estructura.
La Municipalidad de La Florida, con el apoyo de Carabineros, ha procedido a demoler por completo la animita, con el objetivo de erradicar este foco de actividad criminal. Además, se realizará una intervención de seguridad para mantener una vigilancia continua en la zona.
Enfrentando la Cultura Criminal
La demolición de la animita forma parte de un esfuerzo más amplio por combatir la cultura criminal que se había desarrollado en torno a este lugar. Según las autoridades, la animita estaba vinculada a «Los Chandía», un clan familiar dedicado al narcotráfico, los robos y la sustracción de automóviles.
Desde una perspectiva sociológica, este tipo de «altares» o «santuarios» dedicados a delincuentes pueden convertirse en símbolos que refuerzan y perpetúan la cultura criminal, legitimando y glorificando las actividades ilegales. Al demoler la animita, las autoridades buscan enviar un mensaje claro de que no tolerarán la normalización de estas prácticas delictivas.
Implicaciones y Desafíos
La demolición de la animita no está exenta de desafíos. Según se informó, los cercanos a Johan Chandía lanzaron piedras a la prensa que llegó a cubrir la actividad, lo que evidencia la tensión y la resistencia que pueden enfrentar las autoridades al abordar este tipo de problemáticas.
Desde una perspectiva económica, la sustracción de vehículos y el narcotráfico pueden generar importantes flujos de ingresos ilícitos para los grupos involucrados. Por lo tanto, erradicar estas actividades delictivas representa un desafío significativo que requiere un abordaje integral, que combine medidas de seguridad, prevención social y rehabilitación.
En conclusión, la demolición de la «Animita del Santo de los Ladrones de Autos» en La Florida es un paso importante en la lucha contra la cultura criminal que se había arraigado en torno a este lugar. Sin embargo, este esfuerzo es solo el comienzo de un desafío más amplio que implica abordar las raíces profundas de la delincuencia y trabajar por la construcción de una sociedad más justa y segura.
