En un acto de extraordinaria fortaleza y compasión, el alcalde de Melipeuco, Alejandro Cuminao Barros, se presentó ante el Concejo Municipal para abordar por primera vez la violenta agresión que sufrió a manos de un funcionario municipal. Durante una fiesta previa al 18 de septiembre, el empleado, Francisco Zárate, le arrancó de un mordisco la oreja izquierda al jefe comunal.
Pese al grave daño físico y emocional causado, Cuminao demostró una admirable capacidad de perdonar. «Perdono a todos quienes me hicieron daño, a todas las personas que me han hecho daño, a mí y a mi familia de distintas formas. A veces hay una maldad enorme en cada uno de los seres humanos», declaró el alcalde.
Llamado a la Unidad y la Reconciliación
Más allá de su propio sufrimiento, Cuminao se preocupó por el bienestar de toda la comunidad. «Quiero pedir perdón a todas las personas de Melipeuco, a todos los que sientan que yo les fallé en algún aspecto; les pido perdón como alcalde, como persona», expresó, extendiendo su perdón a «todas las familias afectadas».
El alcalde confía en que «esta tormenta traiga paz y tranquilidad a todas las familias afectadas» y que la justicia pueda resolver pronto este lamentable incidente. Su actitud ejemplar de perdonar a quienes le causaron tanto daño es un llamado a la unidad y la reconciliación en la comunidad de Melipeuco.
Querella Judicial contra el Agresor
Paralelamente, el abogado que representa al alcalde presentó una querella en el Juzgado de Garantía de Temuco en contra del funcionario municipal por lesiones graves gravísimas y amenazas de muerte. El empleado se abalanzó sobre Cuminao y le mordió la oreja izquierda, «provocándole una lesión de extrema gravedad consistente en la amputación completa del pabellón auricular».
Tras eso, Zárate insistió en agredir al jefe comunal, persiguiéndolo y gritándole insultos y amenazas: «Ella siempre ha sido tuya concha de tu madre, te voy a matar».
Un Líder Que Inspira con su Ejemplo
La actitud de Alejandro Cuminao Barros, al perdonar a quienes le causaron tanto daño, lo convierte en un líder que inspira a la comunidad de Melipeuco a superar las divisiones y encontrar la paz. Su fortaleza y compasión en medio de la adversidad son un ejemplo de cómo el perdón y la reconciliación pueden sanar las heridas más profundas.
