Las tensiones entre Pakistán y Afganistán han escalado una vez más, con violentos enfrentamientos a lo largo de la frontera compartida. Según el Ejército de Pakistán, el incidente se originó cuando los talibanes afganos llevaron a cabo un «cobarde ataque no provocado» en cuatro ubicaciones del área de Spin Boldak, el miércoles 15 de octubre.
En respuesta, las fuerzas paquistaníes repelieron el ataque de manera efectiva, lo que resultó en entre 15 y 20 combatientes afganos muertos, según el comunicado del ISPR (ala de medios del Ejército paquistaní). Islamabad, por su parte, no ha informado sobre bajas propias.
Acusaciones cruzadas
Los talibanes, por su parte, han acusado a Pakistán de bombardear zonas fronterizas en la provincia de Kandahar, lo que habría causado la muerte de al menos 12 civiles y herido a más de un centenar de personas en Afganistán. Sin embargo, el ISPR ha calificado estas afirmaciones como «escandalosas y rotundamente falsas».
Según el comunicado paquistaní, los talibanes también han afirmado haber «capturado puestos u equipos paquistaníes», algo que Islamabad también niega categóricamente.
Tensiones históricas
Estos enfrentamientos se producen en un momento de gran tensión entre Pakistán y Afganistán, especialmente desde la caída de Kabul en 2021. Islamabad acusa al Gobierno talibán de ofrecer refugio al grupo Tehreek-e-Taliban Pakistan (TTP), mientras que Kabul niega estas acusaciones y denuncia incursiones paquistaníes a lo largo de la frontera común.
La situación en la frontera se ha vuelto cada vez más volátil, con choques armados intensificándose en los últimos días. El sábado pasado, Pakistán ya había acusado a Afganistán de ataques «no provocados», mientras que el Gobierno talibán aseguró que se trató de una operación en represalia por bombardeos paquistaníes.
Consecuencias imprevisibles
Estos enfrentamientos fronterizos tienen el potencial de desestabilizar aún más la región, en un momento en que Afganistán ya enfrenta una grave crisis humanitaria y económica. Ambos países deberán actuar con cautela y privilegiar el diálogo para evitar una escalada peligrosa.
La comunidad internacional observa con preocupación estos desarrollos, ya que una mayor tensión entre Pakistán y Afganistán podría tener consecuencias imprevisibles para la seguridad y la estabilidad de toda la región.
