Cuando Guns N’ Roses pisó el escenario del Parque Estadio Nacional en Santiago de Chile, la expectativa era alta. La legendaria banda, conocida como «la más peligrosa del mundo», había regresado al país con un tour que prometía revivir los gloriosos días del rock.
Y es que, si bien las últimas presentaciones de Guns N’ Roses en la región habían sido opacadas por una voz desgastada de Axl Rose, el vocalista veterano, esta vez la historia fue diferente. El conjunto subió notoriamente la vara y reivindicó su leyenda ante más de 40 mil fanáticos entusiasmados.
Un recital épico que revivió los clásicos
El concierto arrancó con el icónico riff de Slash en «Welcome to the Jungle», dando la bienvenida a una noche llena de energía y nostalgia. Aunque Axl Rose ya no pudiera alcanzar las cumbres de su famoso falsete, su ímpetu y aullidos fueron suficientes para mantener viva la esencia de la banda.
El repertorio incluyó una mezcla de éxitos clásicos como «Bad Obsession», «Mr. Brownstone» y «It’s So Easy», junto a algunas canciones más recientes como «Absurd». Pero lo que realmente cautivó a la multitud fueron los momentos en los que la banda rindió homenaje a sus raíces, como cuando interpretaron «Sabbath Bloody Sabbath» de Black Sabbath.
La magia de Guns N’ Roses sigue intacta
Uno de los puntos álgidos de la noche llegó con el binomio de «Don’t Cry» y «Knockin’ on Heaven’s Door», que sirvió de introducción para que Duff McKagan tomara el micrófono en «New Rose». Luego, la épica «Civil War» hizo que los celulares se encendieran, confirmando que Guns N’ Roses sigue siendo capaz de generar momentos mágicos, incluso cuando parece que la leyenda se ha gastado.
El recital culminó con un tramo final lleno de clásicos como «Sweet Child o’ Mine», «November Rain» y «Paradise City», dejando a los espectadores satisfechos tras tres horas de un espectáculo que demostró que el paso del tiempo no ha mermado el poder escénico de esta legendaria banda.