En un incidente que se volvió viral en las redes sociales, una trabajadora de Metro de Santiago se mantuvo firme al negar el ingreso a un comerciante ambulante a una de las estaciones. El video muestra a la mujer explicando que, debido al gran tamaño del carrito que llevaba el hombre, no podía permitirle el paso, apegándose a los protocolos de la empresa.
Según los informes de Metro, la trabajadora actuó correctamente, ya que el hombre era un comerciante ambulante que recurrentemente realizaba actividades ilegales dentro de las estaciones. «Los actos de los guardias están totalmente apegados a los protocolos de Metro», indicaron desde la compañía.
Este incidente ha generado un debate en las redes sociales sobre los límites del espacio público y la aplicación de las normas. Mientras algunos usuarios aplaudieron la firmeza de la trabajadora al hacer cumplir las reglas, otros cuestionaron si negar el acceso a un comerciante ambulante era la mejor solución.
Desde una perspectiva legal, las empresas de transporte público tienen la facultad de regular el ingreso de ciertos elementos que puedan afectar la seguridad o el flujo de los pasajeros. Sin embargo, algunos expertos en espacio público argumentan que estas medidas podrían ser demasiado restrictivas y no tener en cuenta las necesidades de los trabajadores informales.
En última instancia, este caso resalta la tensión entre los intereses de las empresas de transporte y los derechos de los ciudadanos a utilizar el espacio público. Mientras que Metro defiende el cumplimiento de sus protocolos, algunos cuestionan si estas políticas son lo suficientemente flexibles y sensibles a las realidades socioeconómicas de la población.
