La noche del 23 de agosto marcó un antes y un después en la vida de César Antonio Osorio Inostroza (50). Mientras salía de un predio forestal en la localidad de Selva Oscura, en Victoria, región de La Araucanía, fue atacado por un grupo armado. Recibió tres impactos de bala, pero logró sobrevivir aferrándose a la parte trasera de la camioneta que conducía su colega de labores, Manuel León Urra, quien fue asesinado a sangre fría.
Osorio logró «burlar» a la muerte tras una intervención quirúrgica en el Hospital de Victoria, donde le extirparon 19 centímetros de intestino. Luego de permanecer varias semanas internado en la Clínica Alemana de Temuco, bajo cuidados intensivos, fue dado de alta. Pero esta no ha sido la única vez que Osorio se ha enfrentado a la violencia.
De Carabinero a Patrullero Forestal
Osorio no siempre fue patrullero forestal. Estuvo durante ocho años en Carabineros en Talca, en sectores rurales y en la guardia presidencial durante el periodo del presidente Eduardo Frei. Salió de la institución porque comenzó a ser perseguido por un oficial al que se negó a limpiarle los zapatos.
En abril del 2016, Osorio fue detenido por personal del OS-7 de Carabineros luego de ser sorprendido transportando en un vehículo 51 kilos de marihuana en el túnel Las Raíces de Lonquimay. Por este hecho, en septiembre del mismo año, el Tribunal de Garantía de Curacautín lo condenó a cumplir la pena de 3 años y 1 día de presidio por tráfico de drogas con el beneficio de libertad vigilada.
El Ataque Mortal
La noche del 23 de agosto, Osorio y su colega Manuel León Urra estaban resguardando una faena de la Forestal Mininco. Cuando se disponían a salir del predio forestal, Osorio sintió el sonido de una rama que alguien pisó a su costado izquierdo. Al girarse, vio a una persona con el rostro cubierto que le disparó sin mediar palabra.
Osorio recuerda: «Sentí como un golpe en mi cadera y era el disparo que me llegó al estómago. Y producto de eso yo salí corriendo, arrancando. Miré a mi colega que estaba en la camioneta para que me siguiera, porque siempre yo le había dicho que de esa forma nos podían cazar, como se dice.»
Mientras Osorio corría, recibió un segundo disparo en el brazo. Logró colgarse de la camioneta, pero al ver que su colega perdía el control del vehículo, se soltó y siguió huyendo a pie, internándose en la oscuridad del bosque. «Pensé que me iban a rematar, claro, si decían ‘búsquelo, búsquelo, tiene que estar por ahí'», relata.
Un Compañero Sacrificado
Para Osorio, la muerte de su colega Manuel León Urra ha sido un golpe devastador. «Él era una persona pucha, derecha, nada que decir de mi colega, del poco tiempo que lo conocí. Yo desde cuando empecé a trabajar en la empresa que estuve con él, inclusive decíamos que si los daban vacaciones a uno queríamos tomar los dos juntos para que no nos separaran. Sí, teníamos un buen lazo con él y eso es lo que más me duele, que él haya perdido su vida, en circunstancias que él amaba la vida, el campo y todo. Una muy buena persona, don Manuel», expresa con profunda tristeza.
Abandonado y con Secuelas Psicológicas
Tras el ataque, Osorio se siente abandonado por las autoridades. «Al principio cualquier apoyo, no, que esto, que esto otro, pero ya después como que siento que me han abandonado, inclusive hasta de la ACHS tenían que haberme venido a buscar el 17 de septiembre para que me viera el cirujano y otro médico y no me vinieron a buscar. Y a lo único que me mandan es a terapia kinesiológica, pero yo gracias a Dios no quedé con ninguna secuela», lamenta.
Además, Osorio sufre de pesadillas y recuerdos constantes del ataque. «Despierto en la noche. Tengo pesadillas. Lo que sí les pedí de que me dieran apoyo psicológico, psiquiatra porque a cada momento, inclusive, cuando estoy solo recuerdo lo sucedido», confiesa.
A pesar de todo, Osorio descarta que el ataque tenga relación con su condena por tráfico de drogas en 2016. «Claro, descarto totalmente, eso fue hace nueve años», afirma.
¿Volver a Trabajar en el Bosque?
Tras esta traumática experiencia, Osorio duda si volverá a trabajar como patrullero forestal. «No creo por las condiciones que hay. Se corre mucho riesgo», señala. Y es que este no ha sido el único ataque que ha sufrido en su carrera, ya que hace dos años también fue blanco de disparos en Capitán Pastene.
Mientras tanto, Osorio permanece oculto en un lugar distinto a su domicilio, con temor de que el grupo armado lo siga buscando para rematarlo. «Tengo temor de que me pase algo y al entorno que esté conmigo», confiesa.