En un movimiento estratégico, China ha anunciado que renunciará al estatus de país «en desarrollo» en las negociaciones presentes y futuras de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Esta decisión marca un hito en el ascenso de China como una potencia económica global de primer nivel.
Durante décadas, el estatus de país en desarrollo ha otorgado a naciones como China ciertas flexibilidades en la implementación de los acuerdos comerciales multilaterales, como en áreas de propiedad intelectual, apertura de servicios y liberalización agrícola. Además, les ha permitido acceder a asistencia técnica para cumplir con sus compromisos.
Sin embargo, a medida que China se ha convertido en la mayor potencia comercial del mundo y la segunda mayor economía global, países como Estados Unidos han criticado cada vez más este trato preferencial. Ahora, China ha decidido renunciar a este estatus, lo que implica que deberá asumir mayores obligaciones y responsabilidades en el sistema comercial internacional.
Implicaciones de la Decisión de China
La directora general de la OMC, Ngozi Okonjo-Iweala, ha expresado su satisfacción por esta decisión, señalando que «marca un paso significativo en las discusiones sobre el papel de las grandes economías en desarrollo avanzadas dentro del sistema multilateral de comercio».
Para China, este movimiento representa un empoderamiento como potencia económica y una señal de su compromiso con un sistema comercial más justo y equilibrado. Al renunciar al trato preferencial, China demuestra su confianza en su capacidad de competir en igualdad de condiciones con otras economías desarrolladas.
Sin embargo, la decisión también llega en un contexto de tensas disputas comerciales a nivel mundial, tras la guerra arancelaria iniciada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. El viceministro de Comercio de China, Li Chenggang, lamentó «el reciente auge del proteccionismo y el unilateralismo», en una clara referencia a las acciones de Estados Unidos.
Un Paso Hacia un Sistema Comercial Más Equitativo
La renuncia de China a su estatus de país en desarrollo en la OMC representa un giro significativo en la geopolítica económica global. Al asumir mayores responsabilidades, China busca posicionarse como un actor clave en la configuración de un sistema comercial más justo y equilibrado, acorde con su creciente peso económico y su aspiración de liderazgo mundial.
Esta decisión, sin duda, tendrá implicaciones profundas en las futuras negociaciones comerciales multilaterales y en la dinámica de poder entre las principales economías del mundo.