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domingo, septiembre 21, 2025

La Sorprendente Ilusión Óptica del

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Cuando observas fijamente esta imagen de un fondo blanco con puntos negros y una mancha oscura en el centro, algo sorprendente ocurre: para alrededor del 80% de las personas, el agujero negro parece comenzar a expandirse, como si estuvieras precipitándote hacia un túnel infinito. Esta ilusión óptica, conocida como «agujero en expansión», ha fascinado tanto a científicos como al público desde su descubrimiento.

Pero, ¿qué está pasando realmente? Un estudio preliminar publicado en ArXiv y difundido por New Scientist sugiere algo sorprendente: la ilusión no nacería en el cerebro, sino que podría originarse directamente en tus ojos, más específicamente en la retina.

La Retina, Protagonista Inesperada

Hasta ahora, se pensaba que la ilusión estaba relacionada con el cerebro interpretando el agujero negro como una entrada a un túnel tridimensional. Pero el nuevo estudio liderado por Nasim Nematzadeh, de la Universidad Flinders en Adelaida, Australia, apunta en otra dirección: la retina.

Nematzadeh modeló cómo las células ganglionares –las que nos permiten percibir contrastes y adaptarnos a distintos niveles de luz– procesan la información. Lo interesante es que, además de enviar datos al cerebro, también transmiten señales a sus vecinas.

Según el modelo, esta interacción genera un efecto de «contagio» de oscuridad que se extiende más allá del agujero central de la imagen, provocando la ilusión de expansión. «Las células vecinas están de alguna manera contribuyendo a la percepción de lo que vemos», afirmó Nematzadeh en New Scientist. «Está cambiando todo el tiempo».

En otras palabras, al identificar el centro oscuro, las células ganglionares inducen a las vecinas a señalar más sombra de la que hay en realidad. El resultado es que el área negra parece crecer más allá de sus límites.

Más Allá de una Ilusión

Este modelo no solo ayuda a comprender mejor una ilusión óptica. Jolyon Troscianko, neurocientífico de la Universidad de Exeter, sugiere que podría aplicarse a otros fenómenos visuales en la naturaleza: patrones en las alas de mariposas, rayas de cebras, o incluso cómo percibimos camuflajes.

Además, Bruno Laeng, psicólogo y autor principal del estudio original, ya había anticipado que los reflejos pupilares provocados por ilusiones podrían usarse para explorar otras funciones cognitivas, como la imaginación visual. Por ejemplo, un estudio de 2022 vinculó estos cambios en la pupila con condiciones como la afantasía –la incapacidad de visualizar mentalmente imágenes–.

Ahora, gracias al nuevo modelo de Nematzadeh, la retina aparece como protagonista inesperada en esta ilusión. La hipótesis aún es preliminar y espera la validación de la revisión por pares, pero abre una pista fascinante: lo que vemos –o creemos ver– no comienza en la mente, sino en los ojos.

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