En una sorprendente declaración, el aclamado director de cine Woody Allen ha elogiado el talento actoral del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump. A pesar de discrepar con él «quizás en el 99%» en términos políticos, Allen afirma que Trump era «muy convincente y carismático» como actor.
En una entrevista en el podcast «Club Random de Bill Maher», Allen recordó el breve cameo que Trump realizó en su película «Celebrity» (1998). «Clavaba su marca, hacía todo correcto y tenía un verdadero talento para el mundo del espectáculo», señaló el cineasta de 89 años.
Una Colaboración Inesperada
Tan satisfecho quedó Allen con el desempeño de Trump que incluso ha dejado la puerta abierta a una futura colaboración. «Si me dejase dirigirlo ahora que es el presidente, podría hacer maravillas», afirmó.
No obstante, el director se apresuró a aclarar que su admiración se limita únicamente al terreno actoral. «Soy demócrata. Voté por Kamala Harris y discrepo con él en el 95%, quizá en el 99%, pero como actor era muy bueno», explicó Allen, separando su valoración artística de cualquier afinidad ideológica.
La Participación de Trump en «Celebrity»
La aparición de Trump en «Celebrity» se ha convertido en una de las curiosidades más citadas del filme. En la escena, el entonces magnado inmobiliario se interpreta a sí mismo, presumiendo de sus planes de negocios con un tono hiperbólico característico.
Esta participación, rodada cuando Trump ya era un rostro habitual de la prensa rosa y la televisión estadounidense, es uno de los contados papeles del expresidente en la pantalla, junto a apariciones en películas como «Mi pobre angelito 2: Perdido en Nueva York», «Sexo en Nueva York» y «Zoolander».
Separando lo Artístico de lo Político
La valoración de Woody Allen sobre el talento actoral de Donald Trump demuestra su capacidad para separar la apreciación artística de las diferencias políticas. A pesar de discrepar con las posturas del expresidente, el cineasta reconoce su habilidad interpretativa y no duda en elogiarla.
Esta actitud refleja una madurez y objetividad que a menudo se echa en falta en los debates públicos, donde las posiciones ideológicas suelen nublar la capacidad de reconocer los méritos de quienes se encuentran en el bando contrario.
El caso de Woody Allen y Donald Trump es un ejemplo de cómo es posible mantener una mirada crítica y distante, incluso cuando se trata de figuras públicas tan polarizantes.