La campaña presidencial de Evelyn Matthei, la abanderada de Chile Vamos, Demócratas y Amarillos, está apostando por captar votos más allá de su base tradicional. Según su coordinador programático, Juan Luis Ossa, la candidata lograría atraer a una parte importante del electorado de centroizquierda.
En una entrevista con Radio Pauta, Ossa señaló que «efectivamente van a haber muchos votos de centroizquierda que ya estuvieron con el Rechazo, por ejemplo, que van a votar por nosotros». Argumenta que la presencia de partidos como Demócratas y Amarillos en la coalición, así como el apoyo de figuras como Felipe Harboe, son «una señal superpotente» de este potencial respaldo.
Desafíos de Gobernar en un Congreso Fragmentado
Ossa también se desmarcó de su principal contendor, el republicano José Antonio Kast, al advertir sobre las dificultades que enfrentará el próximo gobierno, independientemente de quién resulte electo. «Gobernar a partir del 11 de marzo va a ser súper difícil, sea quien sea, por una razón muy práctica, porque no cambiamos el sistema político tal como lo debimos haber hecho, la fragmentación va a ser igual o peor», sentenció.
En ese sentido, el coordinador de Matthei considera que «la relación de los extremos con el Congreso va a ser más difícil que la relación que podría tener un gobierno de Evelyn Matthei con el Congreso».
Encuestas y Comunicación Estratégica
Respecto a los sondeos que dejan a Matthei fuera de la segunda vuelta, Ossa los minimizó, argumentando que «la gente no está pensando en la elección, está pensando en llegar a fin de mes». No obstante, reconoció que en un período reciente tuvieron problemas de comunicación que les «hicieron mucho daño».
Sin embargo, Ossa asegura que en las últimas dos semanas han logrado comunicar mejor sus propuestas, como el «millón de empleos» y el pago de la PGU, «obra y gracia del presidente Piñera y de sus ministros que hoy apoyan a Evelyn Matthei».
La campaña de Matthei parece estar apostando por una estrategia de ampliar su base de apoyo más allá de su electorado tradicional, confiando en que su perfil moderado y el respaldo de figuras de centroizquierda puedan atraer nuevos votantes. Pero deberá enfrentar el desafío de gobernar en un Congreso cada vez más fragmentado, independientemente del resultado electoral.