Verter agua hirviendo por el lavaplatos es una práctica común en muchas cocinas, especialmente al vaciar ollas con restos de cocción. Sin embargo, este gesto aparentemente inofensivo puede suponer un riesgo para la vida útil de tus tuberías.
La clave está en conocer los límites de los materiales con los que están hechas las conducciones y cómo responden al calor extremo. En la mayoría de las viviendas, los sistemas de evacuación de aguas residuales se realizan con tuberías de PVC, un material termoplástico que mantiene sus propiedades en un rango de temperaturas moderadas, pero empieza a perder rigidez cuando se superan los límites recomendados.
¿Qué pasa si tiramos agua hirviendo por el lavaplatos?
Los fabricantes señalan que el PVC estándar (PVC-U) soporta de forma segura hasta 60 °C. A partir de ahí, se vuelve más flexible, pierde resistencia y puede deformarse con el tiempo. El problema surge porque el agua hirviendo alcanza los 100 °C, muy por encima de lo que una tubería de PVC doméstica puede aguantar sin riesgo de deterioro.
Echar agua hirviendo de forma puntual no suele provocar un fallo inmediato en las tuberías. Sin embargo, hacerlo de forma repetida o en grandes cantidades sí puede acortar su vida útil, favoreciendo deformaciones, pequeñas fugas o incluso roturas a medio plazo. Además, si las tuberías ya están envejecidas o instaladas en zonas frías, el choque térmico puede aumentar el riesgo de que aparezcan grietas.
Consejos para evitar problemas
Para minimizar el impacto del agua caliente en tus tuberías, te recomendamos:
- Deja correr agua fría al mismo tiempo que viertes agua caliente, así reduces el impacto térmico.
- Evita volcar de golpe grandes volúmenes de agua hirviendo, mejor hazlo poco a poco.
- Usa ollas coladoras o espera a que se temple el agua antes de verterla.
- Si en casa es habitual manipular grandes cantidades de agua caliente, plantéate el uso de materiales alternativos como CPVC, cobre o PEX, más resistentes a altas temperaturas.
En definitiva, no es un gesto peligroso por sí mismo, pero conviene no convertirlo en una costumbre para evitar problemas a largo plazo en tus instalaciones.