En un movimiento que ha generado gran atención a nivel internacional, el Ejército de Estados Unidos (EEUU) ha hecho públicas una serie de fotografías que muestran a infantes de marina realizando ejercicios con fusiles y otras maniobras a bordo de uno de los buques que han sido enviados al océano Atlántico cerca de Venezuela.
Las imágenes, publicadas por el servicio audiovisual de la Defensa, capturan a dos marines apuntando con rifles durante una simulación en la cubierta del navío de ataque anfibio USS Iwo Jima, diseñado para transportar helicópteros, aviones de vigilancia costera, lanchas y vehículos de asalto. Además, se observa a militares operando aeronaves, revisando la maquinaria de los buques y llevando a cabo otras simulaciones.
Este despliegue militar se produce en un momento de creciente tensión entre EEUU y Venezuela, con la Administración de Donald Trump movilizando a más de 4.000 efectivos, incluyendo unos 2.000 marines, además de aviones, barcos y lanzamisiles, con el objetivo declarado de combatir a los carteles del narcotráfico en la región.
Desde la perspectiva de expertos geopolíticos, esta maniobra puede interpretarse como una demostración de fuerza y una advertencia al régimen de Nicolás Maduro, en un momento en que las relaciones entre ambos países se encuentran en su punto más álgido. Algunos analistas sugieren que el verdadero objetivo podría ir más allá de la lucha contra el narcotráfico, y que EEUU estaría buscando ejercer presión sobre el gobierno venezolano.
Por su parte, la Misión Permanente de Venezuela ante Naciones Unidas ha denunciado «la escalada de acciones hostiles y amenazas del Gobierno de los Estados Unidos de América», calificando el despliegue de buques como «una grave amenaza a la paz y la seguridad regionales».
En este contexto de creciente tensión, la pregunta que surge es: ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar EEUU en su pulso con Venezuela? La respuesta a esta interrogante tendrá importantes implicaciones geopolíticas y geoeconómicas para toda la región.
