En un movimiento que ha generado preocupación entre los expertos legales y políticos, el Gobierno chileno ha decidido retirar la urgencia a la nominación del ministro Omar Astudillo a la Corte Suprema. Esta decisión se produce en medio de complejas negociaciones para lograr los acuerdos necesarios para cubrir los cuatro cupos vacantes en el máximo tribunal del país.
Según fuentes cercanas, una de las soluciones que se baraja para destrabar el proceso es que el abogado Álvaro Vidal, cuya nominación se vio empañada por acusaciones cruzadas de violencia intrafamiliar con su expareja, renuncie a la quina (lista de cinco candidatos) de la que formaba parte. Esta renuncia permitiría a la Corte Suprema volver a votar y generar una nueva quina, de la cual podría surgir el segundo nombre que acompañaría a Astudillo en su camino al Senado para su ratificación.
Obstáculos Políticos y Legales
El presidente de la Comisión de Constitución del Senado, Pedro Araya (PPD), ha señalado que tras la fallida nominación de Vidal, no se han producido nuevas conversaciones entre el Legislativo y el Ejecutivo. Además, ha advertido que actualmente existen salas de la Corte Suprema con dificultades para constituirse, lo que evidencia el impacto que está teniendo la demora en los nombramientos.
Por su parte, el senador Luciano Cruz-Coke (Evópoli) coincide en que este es un tema «de primer orden» y ha expresado su preocupación por la falta de avances. La designación de un nuevo ministro de la Corte Suprema requiere el respaldo de dos tercios del Senado, lo que obliga al Gobierno a construir amplios acuerdos políticos en un escenario sin mayoría oficialista.
Buscando Consensos y Soluciones
El ministro de Justicia y Derechos Humanos, Jaime Gajardo, ha explicado que el retiro de la urgencia del oficio de Astudillo busca «terminar de consensuar» el segundo nombre que acompañará al candidato. Esto evidencia los esfuerzos del Ejecutivo por lograr los acuerdos necesarios para completar los cuatro cupos vacantes en la Corte Suprema.
Ahora, será responsabilidad del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, bajo la dirección de Gajardo, resolver las trabas y poder finalmente nominar a los próximos dos ministros de la Suprema. El desafío radica en encontrar soluciones que satisfagan a los diversos actores políticos y permitan el funcionamiento pleno del máximo tribunal del país.