El turismo no se impulsa con ocurrencias de última hora. Convertir el 17 de septiembre en feriado, como propuso una diputada oficialista, puede sonar atractivo, pero en realidad es otra muestra de la improvisación crónica que condena al sector a medidas superfluas.
Este tipo de festivos deben definirse con anticipación, permitiendo que la oferta turística se prepare, diseñe experiencias y agregue valor. Mientras países vecinos como Argentina, que eliminó la visa para turistas chinos, o la Ciudad de México, que reguló las plataformas de arriendos de corto plazo como Airbnb, en Chile seguimos improvisando con decretos oportunistas, de consumo interno y sin capacidad transformadora.
Estancamiento del Gasto Turístico
El gasto turístico permanece estancado y estas medidas coyunturales no resuelven el problema de fondo. Para construir un turismo fuerte y sostenible, es imprescindible aplicar de forma coherente la Estrategia Nacional de Turismo Sostenible 2035 y situar a este sector en el corazón del desarrollo económico del país. Todo lo demás es populismo con fecha de caducidad.
Planificación Estratégica, Clave para el Éxito
Desde una perspectiva académica, es claro que los feriados deben definirse con anticipación, permitiendo que la industria turística se prepare adecuadamente. Esto contrasta con la improvisación crónica que ha caracterizado las decisiones en este ámbito en Chile.
Para los consumidores, esta falta de planificación significa que no pueden disfrutar de una oferta turística sólida y coherente durante los feriados. Y para los empresarios del sector, supone una incertidumbre constante que dificulta la inversión y el desarrollo de experiencias de valor.
El Camino Hacia un Turismo Sostenible
Si Chile aspira a construir un turismo fuerte y sostenible, es fundamental que aplique de manera coherente su Estrategia Nacional de Turismo Sostenible 2035. Esto implica situar al sector turístico en el centro del desarrollo económico del país, más allá de ocurrencias oportunistas y medidas de corto plazo.
Solo así podremos avanzar hacia un modelo turístico que genere beneficios duraderos para la economía, la sociedad y el medioambiente. De lo contrario, seguiremos atrapados en un ciclo de improvisación y populismo que condena al sector a un estancamiento crónico.