En una época donde las mujeres luchaban por salir de los confines del hogar, la obra «La Mantis Religiosa» de Alejandro Sieveking sigue resonando con una fuerza renovada. Bajo la dirección de Alexandra von Hummel, esta pieza teatral vuelve a los escenarios con una mirada contemporánea, revelando un secreto que ha pesado sobre una familia por generaciones.
La obra se desarrolla en un caserón asfixiante, donde cuatro hermanas conviven con su padre enfermo. Dos de ellas han asesinado a sus pretendientes, mientras que la tercera invita a su novio a conocer a la misteriosa Teresa, la hermana menor encerrada en su cuarto. Según los rumores, quien logre verla sufrirá una conmoción tal que la novia deberá matarlo también.
Más allá de lo Sobrenatural
Para Alexandra von Hummel, la obra no se trata de lo sobrenatural, sino de algo mucho más concreto y perturbador. «Esta obra tiene un gran secreto, no algo sobrenatural. Son tres hermanas que tienen una cuarta que está escondida, por alguna razón que nunca conocemos muy bien. Ellas se refieren a esta cuarta hermana como monstruosa, pero el padre la encuentra maravillosa», explica la directora.
En su interpretación, lo que más le interesa es «el espacio donde se esconde algo cuando uno tiene un secreto, y cómo eso afecta el vivir». La hermana encerrada representa «lo diferente, lo distinto, lo que nos da terror mirar, aceptar… Cuando no eres capaz de nombrar lo distinto, eso provoca mucha incomodidad, terror… Es lo innombrable».
Salir del Encierro, Buscar la Libertad
Más allá de los deseos y afectos de las mujeres hacia los hombres, la obra alude a la posibilidad de salir del encierro y vivir otras posibilidades. «Como en el texto original, estas mujeres derrochan deseo, pero yo creo que más que deseo por un hombre en particular, es por la posibilidad de salir. El deseo es salir de este lugar, tener libertad», señala Von Hummel.
La hermana encerrada, entonces, puede ser imaginada no como un monstruo, sino como una mujer que representa «una presencia maravillosa que les cambia la vida» a los hombres que logran verla. Sin embargo, esto entra en conflicto con el «deber ser» que las hermanas han construido, un pensamiento conservador que no quiere aceptar los cambios.
Un Despertar Hacia Nuevas Posibilidades
Para la directora, los hombres que logran ver a Teresa entienden esa «posibilidad de algo distinto, de una libertad distinta, de algo que jamás habrían pensado». Es un despertar que no tiene que ver con un deseo físico, sino con «la posibilidad de vivir de otra manera».
En palabras de uno de los personajes, Juan, el pretendiente que logra ver a la Mantis: «Yo vivía sin ver el mundo y luego de verla me di cuenta que yo vivía como una planta». Es un cambio radical de perspectiva, una oportunidad de romper con el encierro y abrazar una nueva forma de existir.
La reinterpretación de Alexandra von Hummel nos invita a reflexionar sobre cómo los secretos y las normas sociales pueden asfixiar nuestras posibilidades de libertad. «La Mantis Religiosa» se convierte así en un llamado a despertar, a mirar más allá de lo establecido y a abrazar las diversas formas de ser.