En un importante avance para la equidad y la seguridad urbana, la Cámara de Diputadas y Diputados ha aprobado una reforma trascendental a la Ley General de Urbanismo y Construcciones (LGUC). Esta iniciativa, impulsada por un grupo transversal de parlamentarias, obliga a incorporar criterios de seguridad y accesibilidad para mujeres, niños, adultos mayores y personas con discapacidad en la planificación de nuestras ciudades.
Una Visión Integral de Género y Derechos Humanos
La nueva normativa, respaldada por 112 votos a favor, surge de una moción presentada por diputadas comprometidas con la igualdad y la seguridad ciudadana. Según la Subsecretaria de Prevención del Delito, Carolina Leitao, el proyecto se trabajó de forma coordinada entre los Ministerios de Seguridad Pública, Vivienda y de la Mujer, con el objetivo de integrar la prevención situacional en el diseño urbano.
Para la Ministra (s) de la Mujer, Claudia Donaire, esta ley «nace de la evidencia, consejos y propuestas de organismos internacionales», alineándose con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y enfocándose en los derechos humanos. «Logramos una norma que permitirá un desarrollo urbano en consideración a las necesidades particulares de quienes habitan la ciudad», afirmó Donaire.
Diseño Urbano como Herramienta contra la Desigualdad
La Subsecretaria Leitao subrayó la evidencia que vincula el diseño urbano con la seguridad real y percibida. «Hoy conocemos experiencias que han dado pie no solo a enormes desigualdades, sino que también a sectores muy inseguros», explicó. La nueva ley obliga a municipios y planificadores a priorizar elementos como iluminación, visibilidad, accesibilidad universal y rutas seguras en espacios públicos, respondiendo a diagnósticos que identifican riesgos específicos para grupos vulnerables.
Un Esfuerzo de Estado con Enfoque de Género
Para la diputada Carolina Tello, esta iniciativa representa «un esfuerzo de Estado, no solo de un grupo transversal de diputadas y diputados comprometidos con las temáticas de género y seguridad». Su colega, Ana María Bravo, manifestó su satisfacción: «Queremos vivir en paz, que nuestras ciudades sean amigables para caminar tranquilamente al trabajo, a la casa, al colegio y a la universidad».
Esta reforma urbana con enfoque de género y derechos humanos marca un hito en la construcción de ciudades más seguras e inclusivas para todos los habitantes.