La situación en la Franja de Gaza se ha convertido en una tragedia sin precedentes. Según los últimos informes del Ministerio de Salud de Gaza, el número de palestinos muertos por la ofensiva militar israelí ha superado los 61.300, con más de 152.850 heridos.
Desde que Israel rompiera el alto al fuego pactado en enero con Hamás y relanzara la ofensiva el pasado 18 de marzo, un total de 9.862 palestinos han fallecido y otros 40.809 han resultado heridos. Pero la devastación no se limita a los combates, pues el Ministerio también ha informado de 212 víctimas mortales por desnutrición e inanición, incluyendo 98 niños.
Una crisis humanitaria sin precedentes
Las imágenes que llegan desde Gaza son desgarradoras. Las autoridades gazatíes han informado de que en las últimas 24 horas han recibido los cuerpos de 21 personas más y se han registrado 341 heridos, lo que eleva el balance total a 1.743 muertos y 12.590 heridos en las colas de la ayuda humanitaria.
El plan de Netanyahu para conquistar Gaza
Según expertos, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, estaría detrás de un plan para conquistar definitivamente la Franja de Gaza, lo que desplazaría a más de 1 millón de personas. «Este plan busca eliminar la presencia de Hamás y consolidar el control israelí sobre la región, sin importar el alto costo humano», afirma un analista regional.
La comunidad internacional ha condenado enérgicamente los ataques israelíes, calificándolos de crímenes de guerra y exigiendo el cese inmediato de las hostilidades. Sin embargo, Netanyahu parece decidido a continuar su ofensiva, ignorando los llamamientos a la paz y la protección de los civiles.
Un futuro incierto para Gaza
La situación en Gaza es desesperada y las perspectivas a corto plazo son sombrías. Miles de familias han perdido a sus seres queridos y se enfrentan a una crisis humanitaria sin precedentes, con escasez de alimentos, agua y servicios médicos.
La comunidad internacional debe actuar con urgencia para poner fin a esta tragedia y brindar ayuda humanitaria a la población de Gaza. De lo contrario, el sufrimiento y la pérdida de vidas continuarán aumentando, dejando una herida profunda en la región que tardará décadas en sanar.