Lo que debía ser unas relajantes vacaciones familiares en el sur de Chile, se transformó en una verdadera pesadilla para una familia de Talcahuano. Un padre y su hijo terminaron con graves quemaduras tras un confuso incidente en el Centro Turístico Punta Larga de Caja Los Andes en Frutillar, región de Los Lagos.
Pamela Pérez, su pareja Denfervi y su hijo de 2 años, junto a la suegra, llegaron el pasado viernes 25 de junio al centro turístico, donde planeaban pasar cuatro días de descanso antes de continuar su viaje por Pucón y Villarrica. Sin embargo, la celebración del cumpleaños de Pamela el sábado 26 se vio truncada por una terrible tragedia.
Agua hirviendo en las duchas
Según el relato de Pamela, mientras ella se encontraba en el camarín de mujeres, escuchó gritos desgarradores provenientes de las duchas de hombres, donde estaban su pareja e hijo. Al entrar, se encontró con una densa neblina de vapor y descubrió que el agua que salía de las duchas estaba hirviendo.
«Mi hijo estaba en el piso y su papá lo tomó para cubrirlo y luego intentó cerrar la llave, pero no se podía, estaba apretada», recordó Pamela. Tras forcejear, lograron abrir la puerta, pero en el proceso, tanto Denfervi como el niño sufrieron graves quemaduras.
Quemaduras de gravedad
Las heridas de Denfervi fueron evidentes desde el primer momento. «Mi hijo tenía manchas rojas en partes de su cuerpo, pero a su papá ya se le había desprendido piel», relató Pamela. Según el parte médico, el hombre terminó con quemaduras de segundo grado en el 35% de su cuerpo, mientras que el niño de 2 años sufrió quemaduras de primer grado en el 5%.
Pamela intentó abrir otras llaves del baño para poner a su familia bajo agua fría, pero solo salía más agua hirviendo. Finalmente, logró llegar al hotel para pedir asistencia, pero el personal les dijo que no tenían un kit de primeros auxilios.
Planes arruinados y reclamos sin respuesta
Tras una hora, llegó el SAMU para trasladar a Denfervi y su hijo al Hospital de Frutillar. «Nos devolvimos al centro, pero nos quisimos ir de inmediato, obviamente todos los planes que teníamos terminaron ahí», lamentó Pamela.
La familia solicitó dejar registro de lo ocurrido, pero en recepción les dijeron que no era necesario, ya que el caso había sido enviado a Santiago. Además, les prometieron la devolución total de lo pagado y costear los gastos médicos. Sin embargo, una semana después, Pamela aún no había recibido respuesta.
«El daño físico es evidente y con cicatrices para toda la vida, el psicológico incalculable para toda nuestra familia», concluyó la afectada.