La noticia del fallecimiento de Hulk Hogan, una de las figuras más icónicas de la lucha libre, conmocionó al mundo del entretenimiento. Sin embargo, los detalles revelados sobre su historial médico arrojan una luz sorprendente sobre las circunstancias que rodearon su trágica partida.
Según los registros médicos obtenidos por medios especializados, Hogan, cuyo nombre real era Terry Gene Bollea, sufría de fibrilación auricular, una afección cardíaca caracterizada por un ritmo cardíaco irregular y a menudo acelerado. Además, el exluchador también padecía de leucemia linfocítica crónica (LLC), un tipo de cáncer que afecta a los glóbulos blancos.
Una Salud Frágil Detrás de la Fachada Imponente
A pesar de su imponente presencia física y su éxito como superestrella de la WWE, Hogan lidiaba en secreto con estos problemas de salud que, finalmente, terminaron por cobrar su vida. El infarto agudo de miocardio que sufrió en su residencia de Clearwater, Florida, fue la causa directa de su fallecimiento a los 71 años de edad.
Esta revelación sobre el historial médico de Hogan sorprende a muchos de sus fanáticos, quienes lo recordaban como un atleta de cuerpo robusto y saludable. Sin embargo, la realidad demuestra que incluso los íconos más imponentes pueden enfrentar batallas silenciosas contra condiciones de salud complejas.
El Legado de Hulk Hogan Más Allá de la Lucha
Más allá de su carrera en el ring, Hogan también se destacó por su apoyo público al expresidente Donald Trump, convirtiéndose en uno de los oradores sorpresa en la última jornada de la Convención Nacional Republicana. Esta faceta política de su vida pública añade una capa adicional a su legado multifacético.
A pesar de los desafíos de salud que enfrentó en sus últimos años, Hulk Hogan seguirá siendo recordado como una de las leyendas más emblemáticas de la lucha libre, cuya imponente presencia y carisma cautivaron a generaciones de fanáticos en todo el mundo.