Cuando un video del gato del Presidente de Indonesia, Prabowo Subianto, siendo escoltado por oficiales de policía mientras asistía a un evento, se viralizó en las redes sociales, se desató una ola de críticas y un intenso debate sobre los protocolos de seguridad presidencial.
El felino, conocido como Bobby Kertanegara, fue trasladado en un coche para mascotas, acompañado por escoltas y recibido con una alfombra azul, un despliegue que rápidamente generó indignación entre los ciudadanos por considerarse un gasto innecesario de recursos públicos.
Sin embargo, el gobierno salió a dar explicaciones, argumentando que la seguridad no solo se proporciona al presidente, sino también a sus propiedades y pertenencias. Juri Ardiantoro, vicesecretario del Ministerio de Estado, afirmó: «No se trata solo del presidente, sino también de sus pertenencias, que son responsabilidad del Estado para ser protegidas».
Un Gato con Historia y Popularidad
Bobby fue adoptado en 2017, después de ser encontrado deambulando cerca de la residencia privada de Prabowo en Yakarta. Desde entonces, el gato se ha convertido en parte del entorno presidencial y se convirtió en el primer felino en residir oficialmente en la sede del mandatario.
Además de su papel en la residencia presidencial, Bobby también se ha convertido en una figura pública con una importante cantidad de seguidores en las redes sociales, donde es paseado en un coche durante actividades oficiales, como la que generó el viral video.
Debate sobre Protocolos y Gastos Públicos
El lujoso traslado del felino desató críticas por considerarse un gasto innecesario de recursos públicos. Sin embargo, el gobierno ha defendido su posición, argumentando que la seguridad del presidente y sus pertenencias es una responsabilidad del Estado.
Este incidente ha iniciado un debate más amplio sobre los protocolos de seguridad presidencial y la forma en que se utilizan los fondos públicos. Algunos cuestionan si los recursos destinados a la escolta del gato podrían haberse utilizado de manera más eficiente en otras áreas prioritarias.
A pesar de las críticas, el gobierno ha reafirmado su compromiso de proteger al presidente y sus propiedades, incluyendo a Bobby, el gato presidencial que se ha convertido en una figura emblemática del poder ejecutivo en Indonesia.
