En un movimiento que resuena con decisiones pasadas, el gobierno del presidente estadounidense Donald Trump ha anunciado la retirada de Estados Unidos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Según el Departamento de Estado, esta decisión se basa en que la membresía en la agencia internacional «no redunda en el interés nacional de EEUU».
La portavoz del Departamento de Estado, Tammy Bruce, señaló que la UNESCO trabaja «para promover causas sociales y culturales divisivas» y tiene un «enfoque desproporcionado» a la «agenda globalista» propuesta por los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, lo cual contradice la política exterior de «EEUU primero» impulsada por la administración Trump.
Tensiones con Israel y la «retórica anti-israelí»
Uno de los principales puntos de fricción mencionados es la decisión de la UNESCO de admitir al «Estado de Palestina» como Estado Miembro, lo cual se considera «sumamente problemático» y «contrario a la política estadounidense». Según el comunicado, esto ha contribuido a la «proliferación de la retórica anti-israelí dentro de la organización».
Desde una perspectiva económica, la retirada de Estados Unidos también tiene implicaciones presupuestarias para la UNESCO, ya que Washington era uno de los principales contribuyentes financieros. La directora general de la UNESCO, Audrey Azoulay, lamentó profundamente la decisión, pero reconoció que la organización estaba preparada para ello, incluyendo a nivel presupuestario.
Un patrón recurrente de alejamiento de organismos multilaterales
Esta no es la primera vez que Estados Unidos se retira de la UNESCO. En 1984, el entonces presidente Ronald Reagan ordenó la salida del país bajo acusaciones de «politización excesiva» de la organización. Ahora, bajo el mandato de Trump, se produce una nueva retirada que se suma a otras decisiones similares, como la salida de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Acuerdo de París sobre el cambio climático.
Estas acciones reflejan el enfoque «América Primero» de la política exterior de la administración Trump, que prioriza los intereses nacionales por encima de la cooperación global. Sin embargo, el actual presidente, Joe Biden, revirtió algunas de estas decisiones al asumir el poder en 2021, reincorporando a Estados Unidos a la UNESCO, la OMS y el pacto sobre el clima.
La retirada de la UNESCO es un nuevo capítulo en la compleja relación entre Estados Unidos y los organismos multilaterales, donde la búsqueda de una mayor autonomía y la defensa de los intereses nacionales parecen prevalecer sobre la participación en iniciativas de cooperación internacional.