En una entrevista conmovedora y reveladora, el exfutbolista Mauricio Pinilla abrió su corazón y compartió su desgarradora batalla contra la depresión, las adicciones y los intentos de quitarse la vida. Su historia es un testimonio poderoso sobre la importancia de buscar ayuda y no rendirse ante los momentos más oscuros.
Pinilla relató cómo se sumergió en un prolongado período de aislamiento, abuso del alcohol y desesperanza. «Estuve más de un año encerrado, tomando solo casi todos los días. Llegaba del trabajo, me subía al segundo piso, ponía música y me emborrachaba solo», recordó con pesar.
Uno de los momentos más impactantes ocurrió cuando Pinilla, bajo los efectos del alcohol, condujo hasta Farellones con la intención de lanzarse por un barranco. «Me quería tirar por un barranco. Sentía que si desaparecía, le hacía un favor a todos. Pensaba que mis hijos, mi señora, todos estarían mejor sin mí», confesó con profunda emoción.
En otra ocasión, combinó alcohol con medicamentos, esperando no despertar. «Lloraba sin parar, con una pena que no se me pasaba. Me acosté esperando no despertar, y desperté al otro día como si nada… pero por dentro estaba hecho pebre», relató.
Pinilla explicó que el tercer intento fue el más serio, cuando mezcló una gran cantidad de sustancias. «Ahí cambió todo. Llamé a mi hermana, llegó la Gise (Gisella Gallardo) y me llevaron. Esa vez lo hice en serio. Estaba decidido a rehabilitarme y recuperar a mis hijos», afirmó con determinación.
Tras dos años de arduo proceso de rehabilitación y tratamiento psiquiátrico, Pinilla ha logrado reconstruir el vínculo con sus hijos y retomar su matrimonio con Gisella Gallardo. Ahora, quiere visibilizar el tema de la salud mental y la importancia de pedir ayuda. «Me pude haber muerto tres veces. Me salté cumpleaños, fechas importantes, momentos que no vuelven. Pero hoy estoy aquí, sano, agradecido, y con ganas de seguir adelante», concluyó con esperanza.
La historia de Mauricio Pinilla es un recordatorio poderoso de que, incluso en los momentos más oscuros, siempre hay una luz al final del túnel. Su valentía al compartir su lucha es un llamado a la empatía, la comprensión y la búsqueda de ayuda profesional cuando se necesita.
