Condorito, ese pájaro antropomórfico que por décadas ha sido el reflejo de la idiosincrasia chilena, se enfrenta a un futuro incierto. Ya no es ni comunista ni republicanista, ni de aquí ni de allá. Su dimensión social lo ha convertido en un personaje transversal que permea toda la sociedad, pero su ideología es profundamente indecisista.
Sin embargo, Condorito está lleno de chispeza, esa astucia vivaracha tan típica del «vivo chileno». Es consecuente a su condición humilde, trabajadora y religioso-conservadurista. Quizás algo reclamón, mal vestido y sarcásticamente chaquetero, pero en él habita una gran incertidumbre que se fía y se transa a escondidas, como con vergüenza, en cada rincón de su Pelotillehue ficticia.
¿El fin de una era?
Algunos vaticinan que el destino de Condorito está sellado. En noviembre, no mataremos al roto Quezada, sino al mismo Condorito, al «partido de las grandes alamedas», a ese «don Chumo de los consensos». Nuestro pajarraco morirá bajo las ruedas de la citroneta de Yayita o bajo las patas del caballo de Balmaceda, alias Cortisona.
¿Será culpa del Gaete? ¿De Garganta de lata? Nadie se hará responsable por la muerte de nuestro proletista personaje. Ese pajarraco chilensis al que le esparcirán sus cenizas por los antiguos Gulag de Siberia.
Tiempos de cambio radical
¿Acaso el centro político cloteará? ¿Expirará ese artefacto Made in Chile que consiguió estabilidad después de la dictadura militar? ¿Sucumbirá ese andamiaje transitorio que devolvió la palabra democracia a nuestro ultrajado vocabulario cívico?
Hoy se ven horizontes de cambios radicales, por un lado, y de sueños empáticos y anacrónicos, por el otro. Las democracias mundiales se están fagocitando a sí mismas y en este circo romano, todas, todos, todes, somos cómplices. La tormenta es severa, el mar está oscuro, polarizado, revuelto y violento. Así, nuestra goleta sucumbirá si no encontramos un sentido común.
¿Podremos evitar este gran condoro?
Pajarraco, ¡te extrañaré!, pero antes de irte dime: ¿Quién fue? ¿Por qué sucedió? ¿Quién te mató, Condorito? ¿Fue la prensa, la radio, la televisión, los twitteros, la pasta o el ratón Whiskey? ¿Fue un comunista come guagua, un pinochetista, Kidd Voodoo o un migrante ruidoso en mi portón? ¿O acaso fue Milei? Oh, no…
