Cuando pensamos en los clásicos de la literatura, a veces la idea puede resultar pesada, como una obligación o algo aburrido. Sin embargo, la novela Don Guillermo, de José Victorino Lastarria, es una excepción notable que mantiene una vigencia sorprendente, como recorrer una casa del siglo XIX y encontrarla en perfectas condiciones.
La obra de Lastarria (1818-1888) es una poderosa metáfora de un país en construcción, que busca forjar su independencia política, económica y cultural. Es un retrato de Chile en pleno proceso de definir su identidad nacional, lejos de ser un simple «club de buenas familias».
Una Mirada Crítica y Perspicaz
El protagonista, un inglés que observa la realidad del país con distancia pero también con valor y rectitud, encarna los ideales de la Ilustración: libertad, patriotismo y democracia. Lastarria nos presenta a un Don Guillermo idealizado, una mezcla de noble y demócrata, interesado en los derechos del pueblo y la necesidad de cultivarlo.
A través de esta figura, el autor entrega una mirada aguda y metafórica, cargada de ironías, críticas ácidas y lúcidas que llegan al corazón de nuestra identidad nacional. De hecho, la obra bien podría encajar con los tiempos actuales, con nuestras pugnas y divisiones internas, más allá de los bloques tradicionales.
Humor, Sátira y Vigencia
Lastarria no se limita a la crítica seria, sino que también incluye cuotas de humor que, tanto en su época como hoy, pueden escandalizar. Estas pinceladas satíricas refuerzan la perspicacia de su análisis, que nos invita a mirar nuestro país y nuestra historia con mayor distancia y precisión.
Don Guillermo es un libro vigente, que mantiene su actualidad tanto en su mirada general como en determinadas descripciones y detalles. Un ejemplo: «No hay leyes buenas, se decía, si son malos los hombres encargados de aplicarlas: corromped el corazón de los hombres y no tendréis que temer de las reformas».
Esta novela clásica de Lastarria sigue resonando en la actualidad, ofreciendo una perspectiva aguda y multifacética sobre los desafíos de forjar una nación. Es una invitación a mirar nuestro país con mayor profundidad, distancia y precisión, permitiéndonos distinguir aquellos elementos que son mucho más constitutivos y menos circunstanciales de lo que podríamos pensar.
En definitiva, Don Guillermo es un libro vigente, provocador y que merece ser redescubierto por las nuevas generaciones de lectores chilenos.