En un giro inesperado y alarmante, las autoridades chilenas han emitido una orden de captura internacional contra Osmar Ferrer Ramírez, un peligroso sicario acusado de asesinar al conocido como «Rey de Meiggs». Ferrer, quien supuestamente tiene vínculos con la organización criminal venezolana Tren de Aragua, quedó en libertad debido a una cadena de errores judiciales que aún no han sido completamente esclarecidos.
La jueza Irene Rodríguez, del Octavo Juzgado de Garantía de Santiago, había decretado inicialmente la prisión preventiva de Ferrer y otros dos venezolanos, acusados de ser los sicarios que asesinaron a plena luz del día al empresario José Felipe Reyes Ossa. Sin embargo, la resolución sobre Ferrer contenía un error en su identidad, lo que llevó a la emisión de un segundo documento que anuló la determinación de prisión preventiva.
Posteriormente, se emitió una tercera resolución que confirmaba la medida cautelar, pero en Gendarmería se quedaron con la segunda determinación y liberaron a Ferrer, a pesar de que la presidenta (s) Gloria Ana Chevesich aseguró que se les había enviado un correo advirtiendo que el sicario debía permanecer encarcelado. Así, el 10 de julio pasado, Ferrer dejó la cárcel y actualmente su paradero es desconocido, lo que no descarta que ya haya huido del país.
Ante esta situación, la Oficina Central Nacional (OCN) de Interpol en Santiago ha gestionado la orden de captura internacional en contra del imputado. Esta medida busca que los 196 países miembros de la policía internacional estén atentos a la posible presencia del acusado, con el objetivo de lograr su captura y devolverlo a Chile para que enfrente la justicia.
La descripción del sospechoso en la orden de captura lo identifica como un venezolano de «tez morena, 1.75 m de estatura, pelo negro ondulado, tatuaje en mano derecha con la palabra ‘Zeus'». Estas características, junto con los vínculos de Ferrer con el Tren de Aragua, lo convierten en un individuo extremadamente peligroso que las autoridades internacionales deben mantener bajo vigilancia.
Este caso pone de manifiesto la urgente necesidad de que los sistemas judiciales y penitenciarios mejoren sus protocolos y coordinación para evitar que delincuentes de alto perfil queden en libertad por errores administrativos. La seguridad de la ciudadanía debe ser la máxima prioridad, y la captura de Osmar Ferrer Ramírez se ha convertido en una tarea prioritaria a nivel global.
