En un giro inesperado, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos ha confirmado la renuncia del director nacional de Gendarmería, el coronel Sebastián Urra Palma. Esta salida se produce en medio de fuertes cuestionamientos relacionados con el traslado exprés de su hermano, el sargento primero Marcos Urra, para desempeñar funciones en la Región de Aysén.
Según los detalles revelados, la resolución exenta que autorizó el traslado se formalizó en tan solo cinco días, a pesar de la diferencia de rango entre los dos funcionarios. Sorprendentemente, el documento omitió mencionar el parentesco entre ambos, lo que ha generado alarma entre los gremios que denuncian vulneraciones a la normativa interna y principios de probidad.
Pero este no es el único escándalo que envuelve a Gendarmería en la actualidad. La institución también se ha visto envuelta en investigaciones penales contra gendarmes por presuntos vínculos con narcotraficantes, así como en irregularidades detectadas por la Contraloría General de la República en relación con licencias médicas de funcionarios.
Un mando cuestionado
Sebastián Urra Palma, quien dirigía Gendarmería desde 2022, deja el cargo en medio de este panorama turbulento. Su figura era susceptible de un sumario administrativo debido a los cuestionamientos sobre el traslado de su hermano, pero con su renuncia, la responsabilidad administrativa se extingue, según una fuente ligada a la institución.
El comunicado del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos no entró en detalles sobre las causas de la dimisión, limitándose a anunciar que «el día de hoy fue aceptada la renuncia del director nacional de Gendarmería, Sebastián Urra Palma».
Un nuevo liderazgo en tiempos de crisis
En su lugar, se ha designado al coronel Rubén Pérez Riquelme, subdirector operativo, como subrogante del mando. Este relevo llega en un momento crítico para Gendarmería, que se enfrenta a múltiples escándalos que han puesto en duda la integridad y el liderazgo de la institución.
El futuro de Gendarmería y la forma en que abordará estos desafíos serán clave para recuperar la confianza pública y demostrar su compromiso con la transparencia y la rendición de cuentas.
