En un movimiento que refuerza aún más los lazos entre Rusia y Venezuela, la compañía estatal rusa de tecnología Rostec ha anunciado la construcción de una fábrica de munición para los populares fusiles de asalto Kaláshnikov (AK-47) en territorio venezolano.
La nueva planta, construida por la agencia estatal Rosoboronexport, tendrá la capacidad de producir hasta 70 millones de cartuchos de 7,62 mm al año, lo que proporcionará a Venezuela un suministro nacional de munición para sus fuerzas armadas, policía y otras agencias de seguridad.
Según Oleg Yevtushenko, directivo de Rostec, el complejo industrial también incluye campos de tiro y almacenes, y próximamente se pondrán en marcha otras instalaciones de producción para garantizar un ciclo completo de fabricación de munición y fusiles AK-103 para el ejército y las fuerzas del orden venezolanas.
El director ejecutivo de Rosoboronexport, Alexander Mijéyev, lamentó que este proyecto se haya implementado bajo la presión de sanciones impuestas tanto a Rusia como a Venezuela. Sin embargo, la alianza entre ambos países parece fortalecerse cada vez más, especialmente después de que en mayo el presidente ruso, Vladímir Putin, y el líder del régimen chavista, Nicolás Maduro, firmaran un Acuerdo de Asociación Estratégica y Cooperación a 10 años.
Este acuerdo busca fortalecer los vínculos en sectores clave como energía, transporte y seguridad, lo que incluye claramente la cooperación militar y de defensa, como demuestra la construcción de esta nueva fábrica de munición.
La instalación de esta planta de producción de cartuchos para los icónicos fusiles Kaláshnikov representa un importante hito en la alianza entre Rusia y Venezuela, y aumentará significativamente la capacidad de defensa del país sudamericano.
