Ethan Guo, un joven piloto estadounidense de 19 años, se encuentra en el centro de un incidente que ha sacudido el mundo de la aviación. El pasado sábado, Guo aterrizó sin previa autorización en la Antártida chilena, modificando su plan de vuelo sin notificar a las autoridades en Punta Arenas.
Según la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), Guo ha sido formalizado por violar los artículos 194 y 197 del Código Aeronáutico, lo que implica serias consecuencias legales. Este joven piloto, conocido también como influencer, había planteado previamente un desafío personal de volar por los siete continentes del mundo.
Guo, quien obtuvo su licencia de piloto privado a los 17 años y cuenta con habilitación para vuelo instrumental, ha documentado varios de sus viajes en su canal de Instagram. En su sitio web, había expresado que su objetivo era recaudar fondos para financiar programas de investigación y concientización sobre el cáncer, con la intención de donar lo recaudado al St. Jude Children’s Research Hospital en Estados Unidos.
Sin embargo, su último vuelo a la Antártida chilena lo ha llevado a enfrentar serios cargos. Tras la formalización, Guo quedó con arraigo nacional y firma mensual dentro del territorio antártico chileno, hasta que obtenga el permiso necesario para viajar de regreso a Punta Arenas.
Compromiso de la DGAC con la seguridad aérea
En un comunicado, la DGAC ha anunciado la presentación de una denuncia ante el Ministerio Público «por una eventual infracción al Código Aeronáutico y Reglamento Antártico». La entidad ha reiterado su «firme compromiso con la seguridad de las operaciones aéreas y el estricto cumplimiento de la normativa vigente».
Implicaciones del incidente
Este incidente pone de manifiesto la importancia de respetar los protocolos y permisos establecidos para operar en áreas tan delicadas como la Antártida. Si bien Guo tenía la intención de recaudar fondos para una causa noble, su acción de aterrizar sin autorización ha desencadenado consecuencias legales que podrían afectar seriamente su desafío de volar por los siete continentes.
La comunidad aeronáutica y las autoridades competentes deberán evaluar cuidadosamente este caso, buscando un equilibrio entre la seguridad y el espíritu aventurero que a veces mueve a los pilotos. La resolución de este incidente servirá como un precedente importante para futuras operaciones aéreas en la Antártida y otras áreas restringidas.