La pandemia de COVID-19 ha dejado una estela de destrucción en el mundo empresarial, y la icónica cadena de tiendas chilena Corona no ha sido la excepción. Después de intentar reorganizarse y pagar sus deudas, la empresa finalmente ha anunciado el cierre de sus 50 locales a lo largo del país.
Corona, con más de medio siglo de trayectoria, se ha visto abrumada por los efectos de la crisis sanitaria. A pesar de haber logrado un acuerdo de reestructuración con sus acreedores, la compañía se quedó sin la liquidez necesaria para superar los desafíos posteriores a la pandemia. Sus pasivos alcanzaron los $67.000 millones, con Penta, Banco Security y Banco Santander entre sus principales acreedores.
Una Estrategia de Liquidación Acelerada
En un intento desesperado por generar algo de efectivo, Corona ha comenzado a publicar en sus redes sociales que está rematando todo su inventario a precios de $5.000 pesos. Según el Diario Financiero, esta es una estrategia para «generar algo de caja» antes de que la empresa cierre definitivamente sus puertas el próximo 10 de julio.
Lecciones Aprendidas y Perspectivas Futuras
La caída de Corona es un recordatorio doloroso de cómo la pandemia ha afectado incluso a las empresas más consolidadas. Desde una perspectiva económica, este cierre masivo tendrá un impacto en el empleo y la oferta comercial en las comunidades donde operaba Corona. Pero también plantea interrogantes sobre cómo las empresas deben prepararse mejor para enfrentar crisis sistémicas de esta magnitud.
Para los consumidores, la liquidación de Corona representa una oportunidad única de adquirir productos a precios rebajados. Sin embargo, también es una señal de que incluso las marcas más icónicas no están exentas de los efectos devastadores de una pandemia global.
A medida que la economía se recupera, será crucial que las empresas aprendan de los errores y las lecciones de la crisis del COVID-19. Solo así podrán estar mejor preparadas para enfrentar futuros desafíos y preservar su legado en tiempos de turbulencia.
