Quien quiera saber cómo sería la posible vida de uno de los personajes teatrales de mayor presencia simbólica, más allá de la historia original, tiene esta vez una valiosa y atractiva oportunidad. La obra del dramaturgo estadounidense Lucas Hnath, estrenada en 2017 como Casa de Muñecas. Parte 2, instala a Nora en la casa familiar, en 1894, quince años después de abandonar hogar, marido e hijos en busca de su libertad personal.
Esta decisión de gran impacto, con su fuerte crítica a las normas matrimoniales del siglo XIX en una sociedad conservadora a las puertas de la modernidad, fue el tema central de la obra original de Henrik Ibsen, Casa de Muñecas, estrenada en 1879. Ahora, el texto de Hnath se conecta con las fibras más esenciales de este clásico, mientras que la dirección de Iván Torres refuerza el desarrollo creíble y profundo de una secuela que investiga cómo repercuten en el reencuentro las decisiones que se tomaron alguna vez.
Cuatro Miradas, Una Historia
El dramaturgo Lucas Hnath concentra su relato en cuatro personajes: Nora y Torvaldo, los protagonistas del texto original, sumando a la hija Emmy y a la niñera Anne Marie, ambas con una más relevante intervención.
La prestancia que en todos los niveles exhibe Nora (interpretada por Katty Kowaleczko) solo es sacudida por los fantasmas del pasado que emergen cuando su hija y la niñera actualizan el abandono de los hijos. Ella se conmueve y parece retroceder un poco, pero este argumento no alcanza para insegurizarla: ella representa lo conseguido a fuerza de trabajo, dolor y convicción, el triunfo de la libertad personal y la modernidad que anuncia la cercanía con el nuevo siglo.
Por su parte, Torvaldo (interpretado por Jaime Omeñaca) es dibujado como el hombre incapaz de salir de su orgullo herido y apresado en las tradiciones patriarcales, pero también como el sujeto que logra poner cierta distancia con el torbellino que revive.
Nuevas Voces, Nuevas Perspectivas
La introducción de los personajes de Emmy (interpretada por Florencia Crino) y Anne Marie (interpretada por Mónica Carrasco) aporta nuevas perspectivas a la historia. Mientras que Emmy representa a una juventud pragmática y desafecta, la niñera Anne Marie se erige como la defensora de los valores tradicionales, siendo una crítica inclaudicable de la decisión de Nora de abandonar a sus hijos.
La obra logra un ambiente equilibrado, con pocas fisuras y exabruptos, cuando se abren las válvulas de las emociones y sentimientos que abundan en una trama con giros dramáticos y melodramáticos. Autor y director se preocupan de exponer las alternativas en las opiniones, de modo que se proyecten con amplitud y detalle, y que el elenco las sostenga con todos sus matices.
Una Secuela Valiosa y Acertada
En resumen, Casa de Muñecas: El Regreso de Nora es una propuesta entretenida de principio a fin, temáticamente interesante y conmovedora por su tremenda actualidad. Es una valiosa y acertada secuela de uno de los textos más influyentes del teatro universal, que logra cautivar al público con su originalidad y profundidad.