La huelga de 24 horas convocada por los trabajadores del Hospital Garrahan, el mayor centro de salud pediátrica de Argentina, ha desatado una acalorada disputa entre el Gobierno de Javier Milei y los profesionales de la salud. Mientras el Ejecutivo los tilda de «privilegiados sindicales», los médicos denuncian un «vaciamiento» del hospital y reclaman una recomposición salarial del 100% para hacer frente a la inflación.
Según el portavoz gubernamental, Manuel Adorni, el problema no es con los médicos, sino con los «ñoquis» (trabajadores estatales que no cumplen funciones efectivas). Adorni acusó a los huelguistas de «frenar, dificultar o entorpecer la atención» en el hospital, y criticó su oposición a la implementación de un sistema biométrico para controlar la asistencia.
Sin embargo, desde la Asociación de Profesionales y Técnicos del Hospital Garrahan (APyT) denuncian una «campaña de prensa» del Gobierno para «desprestigiar el reclamo de los trabajadores». Afirman que la recomposición salarial ha sido solo del 100% desde diciembre de 2023, mientras que la inflación acumulada en ese período alcanzó el 310%. Ahora exigen un 100% más y que el beneficio se extienda a residentes, becarios y personal contratado.
La batalla por el presupuesto y los salarios
El conflicto entre el Gobierno y los trabajadores del Garrahan va más allá de los salarios. Según la APyT, el presidente Milei anunció falsamente que el 70% del personal del hospital eran administrativos, cuando en realidad ese porcentaje corresponde solo al 10%.
Los médicos reclaman también un «presupuesto adecuado» para el hospital, que atiende a pacientes de todo el país debido a su prestigio y profesionalidad. Desde el Gobierno, Adorni acusó a los huelguistas de querer «aprovechar la cáscara de la causa noble» para «ensuciar cuestiones que se quieren hacer de buena fe».
¿Privilegiados o defensores de la salud pública?
La disputa entre el Gobierno de Milei y los trabajadores del Garrahan pone de manifiesto la tensión entre las políticas de austeridad y la defensa de la sanidad pública. Mientras el Ejecutivo los tilda de «privilegiados», los médicos se presentan como defensores de un sistema de salud que atiende a los más vulnerables.
La resolución de este conflicto tendrá implicaciones más allá del Hospital Garrahan, ya que marcará el rumbo de la política sanitaria del Gobierno de Milei y su relación con los trabajadores del sector público.